Envuelve el corazón con la alegría
de esta palabra que te doy, amigo,
y olvida desamparos que, conmigo,
podrás recomenzarte todavía.
¡Arriba el corazón!, ¡arriba! Un día
nos sentiremos tristes, pero, digo
que si yo te consigo, y me consigo,
podremos recorrer la misma vía.
Únete a mí y prosigue, que, en mi mano
y en mi guitarra, amigo, y en mi vino
llevo sueños de paz y de consuelo.
El horizonte, amigo, está cercano…
¡Sembremos de canciones el camino,
y de ansiedad de rutas y de vuelo!