Nos pondrán un nuevo tren
desde Madrid a Alicante;
quieren que sea cuanto antes
y que sea para bien.
Por su gran velocidad
le suelen llamar el AVE
y si algo no se sabe
es cuándo habrá de llegar.
Puede ser para el verano
o quizás en primavera,
pero nadie suelta prenda
diciendo cual será el año.
En otoño o en invierno
no se sabe si vendrá
y así habremos de esperar
por indefinido tiempo.
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Si este tren trae ilusiones
y aires de prosperidads
Su llegada alegrará,
sin duda, los corazones.
Pero todas las promesas
de una próxima llegada
pueden resultar ser vanas,
si fuera larga la espera.
Por eso los responsables
deben duro trabajar
y así poder terminar
esta obra formidable.
Y si los imponderables
la quisieran retrasar,
sin parar han de luchar
hasta lo inimaginable.
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Pienso que vale la pena
nunca escatimar esfuerzos,
para conseguir con ello
que al fin la dicha sea buena.
Y así podamos entrar
sin pegas ni cortapisas,
sin pausas y a toda prisa,
de lleno en la modernidad.
Para poder fomentar
la visita a nuestra tierra
de las personas que crean
con fe en la felicidad.
Para Alicante, yo espero,
importancia ha de tener
y que nunca vendrá a ser
un AVE de mal agüero.
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