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PRÓSPERO LAFARGA * INGENIERO DE CAMINOS...
 
En su número del 8 de abril de 1916, el diario lucentino El Correo destacó que el ingeniero Lafarga Navarro, nacido en Barbastro en 1867 y residente en Alicante desde 1901, era uno de los pocos forasteros “que muestran sus buenos deseos, su afán porque Alicante prospere y se eleve al nivel que por derecho le corresponde”.

Tan absolutamente cierto era este juicio que, cuando tres años más tarde, el alcalde Antonio Bono Luque propuso -11 de julio- que se le nombrara Hijo Adoptivo, no solamente fue aprobado por unanimidad, sino que los jefes de las minorías y mayoría tomaron el acuerdo de entregarle “este título en un precioso pergamino que costearán los concejales de su peculio particular”, tal como recoge El Día veinticuatro horas después.

Como Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Director de la Junta de Obras del Puerto y honorario del Municipio de la capital, Lafarga desarrolló una labor tan intensa como brillante: estación del Postiguet y su pasarela, Observatorio sísmico, Lonja del Pescado, Estación Sanitaria, edificio de Aduanas y Cuartel de Carabineros, recrecimiento del pantano de Tibi, Viaducto de Canalejas en Alcoy, proyectó los pantanos de Isbert, Elche y Relleu, el canal del Algar y el ferrocarril de Alicante a Alcoy, etc.

Acerca de su personalidad escribió Francisco Montero Pérez: “Era bondadoso en sumo grado; verdadero amigo de sus amigos; servidor del primero que llamara a su puerta; en el hogar doméstico, padre cariñoso y modelo de maridos; en la oficina donde prestaba sus servicios, más que jefe, era padre de los que a sus órdenes tenía y consejero más que director, condiciones que le conquistaron el cariño de los que le trataron, y, de estos, de la masa obrera ocupada en los trabajos de carga y descarga del muelle”.

Haciendo memoria de sus comienzos literarios, Gabriel Miró confesó que “Hilván de escenas (1901) y Del vivir (1903) las debo a dos viajes por algunos pueblos de esta provincia. La región leprosa la visité dos veces. Los gastos de todas mis excursiones me los pagó el culto ingeniero don Próspero Lafarga, y a este mismo dediqué un libro”.

En efecto, la obra se titula Del vivir (Apuntes de parajes leprosos), se imprimió en Alicante, imprenta de Luis Esplá, 1904, y llevó la siguiente dedicatoria: “Al Sr. D. Próspero Lafarga, notable Ingeniero de Caminos y escritor científico muy autorizado, ofrece estos apuntes, Gabriel Miró”.

El texto sufrió dos variaciones: en 1918, “Al ilustre ingeniero de caminos D. Próspero Lafarga”; desde 1927 y para siempre, “A la memoria del ingeniero don Próspero Lafarga”.

 

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