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MAISONNAVE       (UN RECUERDO)

 

 

Vicente Ramos

 

 

El 5 de mayo de 1890 falleció en Madrid Eleuterio Maisonnave Cutayar (Alicante, 6, septiembre,1840), un lucentino auténticamente ilustre, ministro que fue de Estado y de Gobernación, hijo amantísimo de la terreta, alcalde de su ciudad nativa, diputado a Cortes, hombre, en fín, digno de toda alabanza y, como escriben J.Milego y A. Galdó, “tan querido de sus correligionarios como del pueblo entero de Alicante, sin distinción de opiniones”.

La temprana muerte de tan insigne patricio conmovió las fibras más hondas de sus paisanos, por lo que el Ayuntamiento acordó que su nombre rotulara para siempre la Alameda de San Francisco.

Esta vía del ensanche, mandada hacer por el Gobernador y Mariscal de Campo Antonio Alós Ruiz, Marqués de Alós, hacia 1752, se hallaba muy lejos de la urbe, muy a extramuros, en pleno descampado. Iba desde la Puerta de San Francisco hasta el Huerto de los Antígones, en los aledaños de la actual Benalúa.

Durante largos años, la Alameda fue paraje de excursionistas en días de fiesta, en cuyos ámbitos no se alzó casa alguna hasta que Francisco Paris fue edificando allá por 1860, al tiempo que las piquetas municipales derribaban la murallas que ceñían al populoso barrio de San Francisco.

Todo este movimiento urbano se operó como consecuencia de la inauguración de la vía férrea que enlazó las ciudades de Madrid y Alicante (1858) y la necesidad lógica de dotar a Alicante de un acceso a la estación. Y éste no podía ser otro que la vieja y abandonada alameda.

Cuando se produjo el cambio de Alameda de San Francisco por el de Avenida de Maisonnave desempeñaba la alcaldía Rafael Terol, otro ilustre lucentino. La lápida fue colocada con toda solemnidad el 2 de agosto de 1890, actuando de alcalde accidental José Altamira, padre del gran historiador y jurista.

La gratitud de nues-tros conciudadanos hacia Maisonnave quedó de ma nifiesto. Prueba elocuen- te fue el monumento que se erigió a su memoria en la plaza de San Francisco el 30 de junio de 1895, siendo alcalde José Ga-dea Pro y abad de la Cole giata José Pons Pomares.

La estatua de Maison- nave, labrada por el gran artista Vicente Bañuls y fundida en los talleres barceloneses de Masrie ra, mide 2,50 metros, incluyendo el plinto, y pesa 750 kilos. Su coste  -modelo  y  fundición-  se

 

elevó a 10.000 pesetas.

Consignemos final-mente que el monumento fue costeado por sus-cripción popular, “a la que contribuyeron -dicen Milego y Galdó- todos los hijos de este pueblo sin distinción de matices políticos”. Y añaden que, “al procederse de este modo (...) se ha querido perpetuar su memoria como una prueba del alto concepto que nos merecían sus talentos privilegiados, sus arraigadas convicciones y la rectitud de sus miras”.

 

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