En las trapas de las alcantarillas de la ciudad de Roma pueden verse estas mayúsculas, tal cual veíamos en las películas de Samuel Bronson en los estandartes de “La caída del Imperio Romano”.

     No recordando cuando fui hace un par de años, a primera vista, su significado, elucubré frases tal cual: será porque ríen, será para que resista, servicio de parques romanos…, ante la dificultad de pronunciarlo como acrónimo al carecer de amables vocales que así lo faciliten.

     Quedaron SPQR en mi magín, pendientes de recordar su auténtico significado hasta que encontré posteriormente que estas siglas, dos milenios después, siguen identificando a la ciudad, aun cuando la referencia Senatus Populusque Romanus (Senado y Pueblo Romano) pueda considerarse que haya quedado ciertamente obsoleta.

     Sin embargo, opino que no renunciar a un signo identificador histórico, de este fuste, enriquece y ennoblece a quien lo conserva, en este caso a los romanos. Y sigo creyendo que hay que conservar todo aquello que testifique las vivencias de un pueblo: los elementos positivos, para ejemplo de las generaciones futuras, y los negativos, para que ideas y sucesos no se vuelvan a reproducir.

     Y he recordado esto a consecuencia de haber llegado a mis manos -quiero decir al Proyecto Raíces- un material documental magnífico, conservado por el que fuera compañero nuestro, Joaquín Guardiola –o Chimo, para los amigos. Se trata de una serie de fichas y documentos escritos de forma amanuense y a máquina, recopilados por su padre, don Rafael, al que muchos conocimos en su última etapa como inspector,  y que recogen toda la normativa y la praxis de la Caja del Sureste en los inicios de los años 50: más de doscientos con toda clase de información.

     Así que mi reconocimiento a Chimo por su donación a la entidad de este material, felizmente guardado durante casi mas de 60 años (toda una vida) vaya por delante.

     Y cunda una vez mas este ejemplo, para que todos, cuantos tengáis algún referente histórico de nuestras Cajas o Bancos, los saquéis del armario de los olvidos y los aportéis.

     Para enriquecimiento de todas las generaciones de hoy y las futuras.