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"LOS TOROS"
ANTONIO BENVENIDA

(Un señor dentro y fuera de los ruedos)
     (por Roberto Hernández Vidal)     

     Antonio Mejías Jiménez nació en Caracas (Venezuela) el 25 de junio de 1922 en el seno de una familia torera, ya que su abuelo, padre y hermanos vistieron el traje de luces en numerosas ocasiones. Debutó en una becerrada en el año 1936 y tomó la alternativa el 9 de abril de 1942 apadrinado por su hermano Pepe; el toro de la ceremonia atendía por Cabileño. En su última corrida, se retiró de los ruedos en Madrid el día 16 de octubre de 1966, obtuvo tres orejas lidiando en solitario seis toros de distintas ganaderías; su hermano Pepe le cortó simbólicamente la coleta.

     Durante los treinta años que estuvo en activo logró importantes triunfos en Madrid, Sevilla, San Sebastián de los Reyes, Salamanca, y también en Perú, Ecuador, Colombia, etc. etc.

 

     Recibió muchas cornadas, las más importantes en Granada, Zaragoza, Ciudad Real, Málaga y Madrid. En esta última plaza, en el año 1958, la cornada estuvo a punto de costarle la vida; la recibió en el cuello al intentar dar un pase cambiado de muleta.

 

El autor del artículo entrevistando a Antonio Bienvenida     Tuve la ocasión de realizarle una entrevista en el verano de 1970; me contó que la mejor faena que guardaba en su memoria fue realizada a un toro en San Sebastián de los Reyes, por dos motivos: por su satisfacción personal y porque de vuelta al hotel su padre le dijo: “después de verte torear hoy ya me puedo morir tranquilo.” También me confesó que desde su retirada se aburría sobremanera y que no asumía levantarse e ir a lo que él llamaba trabajo: tenía la concesión de una marca de automóviles, obligación que, si bien le aportaba buenos beneficios, no le satisfacía en absoluto.

 

     Era una persona extremadamente simpática y agradable. Cuando hablabas con él tenías la sensación de conocerle de toda la vida; nunca habló mal de sus compañeros, aunque se granjeó algunos enemigos por declarar que en España se manipulaban (afeitaban) las astas de los toros.

 

     Reapareció en el año 1971 con distinto signo: las facultades no eran las mismas. Toreó un buen número de corridas alternando con Luís Miguel Dominguín, que también reaparecía. En el año 1974, en la plaza de Vistalegre de Madrid, brindó su segundo toro a su hermano Ángel Luís, y al oído le dijo: “Te prometo que es el último toro que mato.” Y así fue, aunque continuó toreando en festivales benéficos.

 

     Por su aportación siendo Presidente del Montepío de Toreros le concedieron el ingreso en la Orden Civil de Beneficencia.

 

     El día 4 de octubre de 1975 asiste a un tentadero en la ganadería de Pérez Tabernero acompañado de su hermano Ángel Luís y de su sobrino Miguel, a quien veía como continuación de la dinastía. Torea varias becerras y le imparte clases a su sobrino, pero el destino quiso que una de esas becerras toreadas quedara cerca de la puerta de la plaza, de manera que, cuando la puerta se abrió para dar salida a otra becerra que se acababa de torear, entró de nuevo con rapidez y cogió al maestro, que en ese momento se encontraba de espaldas, dándole una voltereta aparentemente sin importancia, pero que le produjo graves lesiones en las vértebras a consecuencia de las que falleció el día 7 del mismo mes en la clínica de la Paz de Madrid.

 

     Fue un torero que dominaba todos los tercios de la lidia y que a lo largo de su carrera lidió alrededor de dos mil reses.

 

ANECDOTARIO TAURINO

Uno de esos aficionados que siempre tratan de adular a los toreros, le preguntó un día a Belmonte:

- ¿Ustedes oyen lo que les dice la gente desde el tendido?

- Claro que sí, respondió Belmonte; lo que no oyen en los tendidos es lo que nosotros contestamos por lo bajini.

 

OTRA

Toreaba una novillada en Alicante Manuel Benítez “El Cordobés” y fue invitado por Raúl Álvarez Antón, Pepe Varas, (descanse en paz) a una entrevista en la radio, y le preguntó: “Manuel, ¿no le parece excesivo cobrar un millón de pesetas por matar dos novillos?”, a lo que “El Cordobés” contestó: “Si a usted le parece bien, mato uno yo y el otro lo mata usted y nos repartimos el millón.”

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