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DEDICADO A ERNESTO RODRÍGUEZ VIDAL,  MI COMPAÑERO Y AMIGO

     “Cuando tu naciste yo ya estaba trabajando en la Caja de Ahorros”. Esta era la contestación que, con mucho cariño, mi buen amigo y compañero Ernesto Rodríguez Vidal me repetía cada vez que le preguntaba el número de años que llevaba trabajando en La Caja. Después, me detallaba con su sorprendente memoria el nombre de los compañeros con los que había compartido su trabajo en la sucursal principal de Alicante, desde el final de la década de los cuarenta hasta los años setenta contando, con genial encanto, las innumerables anécdotas vividas con Fernando Caparrós, Rodolfo Izquierdo, Francisco Alberola, Pepe Picó, Fernando Segura y Antonio Berenguer, entre otros, con los que disfrutaba de su compañía y trabajo. En la Oficina Ernesto era una persona eficiente, capaz de devorar montañas de trabajo, que entonces se desarrollaba de forma manual, sin mecanización alguna. Era muy atento y complaciente con los clientes, en su relación con ellos imprimía un carácter muy familiar que hacía que todos estuvieran encantados con él, de esto doy fe por la época en que tuve el placer de trabajar a su lado en la oficina del Plá del Bón Repós, en Alicante.

     También, mi compañero Ernesto fue un gran amigo de las fiestas de Hogueras de Alicante, precisamente en el barrio de la Sagrada Familia donde coincidí con él; lo vi hacer de todo, desde vender rifas y loterías, preparar meriendas y fiestas para los niños, participar junto a su esposa e hijas en las diferentes cabalgatas, hasta disparar tracas y cohetes en las despertás y los desfiles que se realizaban. ¿Quién no conocía en el Barrio en el que vivía a Ernesto? para todos era “Ernesto el de la Caja”, tenía muchos amigos y se desvivía siempre por hacer cualquier favor al que se lo pedía.

     Profesaba una profunda devoción por la imagen de Nuestro Padre Jesús, que está expuesta en la Concatedral de San Nicolás de Bari en Alicante, justo frente a la casa donde vivió con su madre, y fue miembro de la cofradía de la citada imagen y vocal de la Junta Directiva, destacando su actividad como costalero y hermano de orden, siendo distinguido por sus cincuenta años de pertenencia en la hermandad.

     Para JubiCAM, nuestro compañero Ernesto fue todo un referente. Durante muchos años formó parte de la Junta Directiva en calidad de Vocal de Alicante y junto a Mari Carmen, su inseparable esposa y compañera desde los catorce años, fueron viajeros incansables, todos los asociados recordarán su faceta de animador extraordinario en los viajes, haciendo gala de un humor sin límites que hizo las delicias y arrancó las sonrisas de los que tuvimos la suerte de coincidir con él.

     Por todo esto y muchas cosas más, Ernesto, que nos dejó hace unos días, merece nuestro cariñoso recuerdo y nuestro homenaje.

José María Alonso

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