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AL HABLA CON...
MANUEL GISBERT OROZCO
(por Vicente Esteve Vera)


Viene desde su Alcoy natal y sin darle tiempo para descansar le pregunto, ¿cómo es ahora un día cualquiera en tu nueva vida? Y esto nos dice:
– La verdad es que sigo levantándome temprano -hay costumbres de toda la vida que son difíciles de erradicar- pues a las ocho ya estoy desayunado y me meto en el despacho a escribir, algo de lectura y sobre todo a indagar por Internet. A las doce me toca ir a por los nietos al colegio y doy un pequeño paseo hasta la hora de la comida. Como buen español disfruto de mi siesta y como mi mujer es muy casera me permite que continúe con mis aficiones y te puedo decir que me falta tiempo para realizar todo lo que me gustaría hacer.

Cuéntanos entonces cuales son tus aficiones:
– En el año 1969 fui a visitar a un cliente que había comprado una empresa de importación-exportación para sus productos. Allí tenía muestrarios de ropa de todo tipo que lo iba a tirar y me ofreció que me llevase lo que quisiera. Al pie de un montón encontré un muestrario de caracolas y me lo llevé a casa. Fui comprando conchas en todas las tiendas de souvenir y me aficioné a este mundillo. Los nombres científicos todavía eran desconocidos para mí pero me compré libros en los que conseguí información que me abrieron algunas puertas, Internet entonces todavía no existía, tuve que buscarme la vida escribiendo aquí y acullá y procurarme una información que me costó más de diez años en conseguir y que ahora se encuentra fácilmente en la red. Recogiendo conchas en playas solitarias e intercambiando con otros colegas de puntos tan distantes como Brasil, Uruguay, Italia … y adquiriéndolas en tiendas especializadas de Inglaterra, Israel, Miami, Italia, etc. ha hecho posible que poco a poco haya reunido una colección con más 5.000 especies diferentes. Hace 4 ó 5 años me regalaron una colección también muy completa y ahora ya estoy desbordado y he bajado un poco la actividad. Se calcula que existen unas 100.000 especies en todo el mundo. A esto de la “conquiliología” (estudio de conchas de moluscos) se aficiona uno por su valor estético y es una rama de la “malacología” (estudio de los animales moluscos) que es más científica y estudia los moluscos que son provechosos o perjudiciales para el ser humano. Ahora estoy escribiendo una novela sobre las costumbres alicantinas pero lleva medio año parada y cuesta retomarla ¡pero lo haré! El presidente de la asociación San Jorge, que es compañero nuestro en activo, me retó hace tiempo a que escribiera algún sainete sobre la fiesta alcoyana por antonomasia: Los Moros y Cristianos, y que participara en el concurso que anualmente se convoca. Llevo seis escritos y he conseguido que dos de ellos me los premiaran. Están recompensados con 1800 euros y su representación pública que además toman en DVD para luego venderlos. Están escritos en valenciano y se pueden leer en nuestra página web pues por su extensión no caben en el Boletín.

Y ¿aún tienes tiempo para viajar?
– Pues sí, ya que el viaje con JubiCAM del mes de noviembre es sagrado y lo hago todos los años. El problema es que mi mujer no soporta el avión, por lo que descartamos este medio, pero España es muy bonita y no conozco otros destinos.

Y con las nuevas tecnologías ¿qué tal te llevas?
– De maravilla. Gracias a ellas y sobre todo Internet ha sido el “maná” con mi afición a las caracolas donde he encontrado información y formación gratuita. Los libros digitales son todo un cambio; si no lo encuentras físicamente te lo bajas de Internet -tengo así entre 800 y 1.000- y lo que creía una quimera puedo hojearlo en casa (incluso en inglés o alemán). Lo tengo todo acumulado entre dos ordenadores y un disco duro externo. Eso sí, siempre a nivel de usuario porque procuro no meterme en profundidades que me superan.

Bueno, ya nos has contado muchas cosas pero queremos conocerte en tu ambiente familiar. ¿Qué nos dices al respecto?
– Pues que nací en Alcoy el 26 de enero de 1942 de padre valenciano y madre alicantina, soy hijo único y asistí a la academia privada Simó, estudié el bachillerato por libre, y luego Comercio en la Escuela de Alicante. Hice el servicio militar voluntario en Alcoy para que no me desplazasen. En 1968 me casé con Carmen Nadal, también alcoyana, y a la que conocí con 17 años el día de San Pascual Bailón. Tenemos tres hijas y de momento dos nietos, Rodrigo 5 años, y Sofía 8 de la hija mediana Loreto que es ingeniera mecánico; la mayor, Carmen, es veterinaria y la pequeña, Bárbara, bióloga. Tienen un nexo común, no en sus carreras sino en sus nombres: son las patronas de la Aviación, Marina y Artillería.

De tu vida laboral queremos saber también algo. ¿Cómo fue entrar en la Caja?
– Por casualidad. Por un cúmulo de circunstancias. Tenía un buen empleo en la empresa de transporte público La Alcoyana como auxiliar administrativo, por mi peritaje mercantil. Cuando se trabajaba algún domingo te lo compensaban con días libres y uno de esos días coincidí en el bar desayunando con un amigo del Monte de Piedad que me dijo: -mañana se cierra el plazo para Ordenanza en la Caja. Haciendo unas gestiones para mi empresa me acerqué a la oficina, pedí información y cumplimenté el impreso. Me llamaron a la oposición y consideré fácil el examen, saqué el número uno, pero tenía mis dudas de cambiar mi actual categoría por la de ordenanza. Pregunté al gerente de mi empresa por mi ascenso y me dijo que todavía no estaba previsto por lo que me dí el gustazo de decirle que me marchaba después de los 15 días reglamentarios. El 1 de abril de 1.966 entré en la Caja y me enteré que querían “ordenanzas para toda la vida” por lo que casi oculté mi titulación y presenté un certificado de estudios primarios. Al año pasé a auxiliar y después por oposición y antigüedad llegué a Jefe de sexta habiendo pasado anteriormente por todos los puestos que se pueden ocupar en una oficina de ahorro. Estuve de Director en la 1002 y mi último puesto en activo fue tratar de controlar la morosidad en la 1009.

¿Cómo te llegó la prejubilación?
– Me la propusieron el 1 de abril de 2.000 con 58 años y no me lo pensé porque suponía poder disponer de tiempo libre para mis aficiones y poder reponerme de algún que otro problema de salud que comenzaba a aparecer. Fue algo más que un cambio. A partir de aquí empecé a escribir para el periódico “Ciudad de Alcoy” primero en Cartas al Director y luego con publicación de artículos así como para nuestro Boletín. Alcoy en el año 2007 celebró el 750 aniversario como ciudad siguiendo la cronología de un famoso historiador apoyándose en la “Carta Puebla”. Pude demostrar con documentación extraída de mi biblioteca y de la municipal que fue fundada con anterioridad a esa fecha. Fue para mí una gran satisfacción esta polémica  que sostuve pudiendo dedicarle mucho tiempo.

Y de la polémica en que están inmersas las Cajas ¿qué?
– Fui consejero en la Caja de Alcoy representando a los empleados de la rama administrativa. No estaban los políticos y todo era claro y sin ocultismo, era otra cosa. En la nuestra si se hace cargo el Banco de España significará su finiquito pues aunque el dinero lo siga teniendo la Caja el nuevo socio será mayoritario. Veo muy negro el panorama.

¿Tienes proyectos de futuro?
– El problema es llegar. A esta edad no pueden ser a largo plazo. Todo lo previsto lo estoy haciendo y si la mujer me dice: -Vamos a invertir, yo le respondo: -Ya no estamos para esos trotes porque el capital hay que mantenerlo sin sobresaltos. En la última revisión por la Caja me descubrieron una arritmia ventricular y el especialista me lo confirmó y estuve ingresado. Desde entonces tomo muchas pastillas y ya no noto absolutamente nada ¡pero no las dejo!

Y finalmente, para dejarlo ¿vacaciones en mar o montaña?
– La montaña, por supuesto. De joven salía de excursión a todos los lugares tan maravillosos que tenemos en Alcoy y aunque hemos estado un poco incomunicados, inconveniente que se subsanará en breve al inaugurar los nuevos túneles del Barranco de la Batalla que enlazarán con la circunvalación ya existente, tendremos salida al mar por la autovía Alicante-Valencia pasando por Alcoy, gratuita. En verano tengo a mis nietos en la playa de Los Arenales (Santa Pola) hasta que los recuperan sus padres y es una época que no me gusta demasiado porque se rompe el ritmo normal.

Para seguir el ritmo normal en nuestras ocupaciones nos despedimos con un fuerte apretón de manos. Gracias Manolo por tu disposición.

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