No puedo ser un cobarde
mas, si mi boca se calla,
será mi pluma quien hable
para denunciar la infamia
de quien, tras el poder, se esconde
buscando provecho y tajada.
Maldito sea todo aquél
que alcanzó su renombre
expoliando hasta el papel;
engañando a cada hombre,
arrancando hasta su piel,
si para algo valía la pobre.
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Maldito sea el poder
que solo trabaja en provecho
de quien es un amo cruel,
amo de lo ancho y estrecho.
Amigo, tan solo, de aquél
que se vende a cualquier precio.
Malditos ambos, por ser
mezquinos, rapaces y necios;
tan solo capaces de ver
en cada hombre un negocio.
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