EL DESTINO DE LA CAM
(por de Vicente Llopis Pastor)
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Comenzó con rumores. Apareció la crisis financiera internacional. Le afectó a Europa. Repercutió en España. Se ensañó con la CAM. Esta puede ser la breve crónica de los últimos cuatro años, en los que la CAM ha estado a remolque del entorno pero, tal vez, también con desacertadas decisiones de gestión de sus altos directivos y de su Consejo de Administración. Esto ya es historia.
Ahora la actualidad es más precisa. El Banco Sabadell se ha adjudicado nuestra querida caja. Intervenida y, de facto, nacionalizada mediante el FROB, que ha puesto mando y dinero en ella, el objetivo de la autoridad monetaria española era venderla en almoneda pública bancaria al mejor postor mediante una restringida subasta, para la cual los interesados previamente han estudiado un numeroso conjunto de variables financieras; es decir, de flujos dinerarios y de capitales para apuntalarla y adquirirla con una mejor imagen de presentación y atractivo.
Remolonas han sido las grandes entidades financieras de nuestro país para incooporar la infectada CAM a su cocina. Al final ha sido un banco mediano español, pero muy bien estructurado, organizado y financiado, quien ha incorporado a su panoplia la oxidada pero voluminosa arma que para la entidad catalana supone la CAM. Recuérdese que el Banco de Sabadell ha comprado recientemente el Banco Guipuzcoano, con lo que su dimensión medida por Activos Totales Medios es de unos noventa mil millones de euros. Con la ingesta de la CAM, cuyos ATM’s suponen unos setenta mil millones de euros, los catalanes alcanzarán los ciento sesenta mil millones de euros, que superan los ciento cincuenta mil millones de euros, cifra esta última que suele considerarse como la masa crítica mínima fijada por la Autoridad Bancaria Europea como institución sistémica, es decir, de un grosor tan importante que sus devaneos financieros han de ser vigilados porque pueden afectar a todo el sistema. Por ende, y aplicando una reciente normativa europea, la nueva entidad está obligada a aumentar su coeficiente de solvencia hasta el 9%.
El Banco Sabadell ha comprado la CAM a un “precio negativo”. Es decir, en vez de pagar por ella, cobra por habérsela adjudicado. Este concepto de “precio negativo” se estudia dentro de la Teoría Económica como un curioso, especial y extraordinario caso. Lo cierto es que el Banco Sabadell la ha comprado “formalmente” por un euro, porque de no ser así habría un problema jurídico y no podría fijarse un precio material positivo según la regulación de los contratos. Pero la verdad es que el Banco Sabadell va a recibir cerca de seis mil millones de euros junto con un “Esquema de Protección de Activos” adicional para cubrir parcialmente las seguras pérdidas que irán aflorando en la gestión de una malherida CAM durante los próximos diez años.
Ahora ya parece que estamos libres de zozobras. Pero, queridos amigos, solamente del lado financiero. Hay múltiples cuestiones sobre las que decidir, resolver, medir, autorizar y definir. Todas ellas, en su conjunto, conforman el deterioro definitivo de la CAM que, por ahora, está a merced de las estrellas. Estas últimas irradian su luz desde el Noreste de España.
A partir de ahora aparecerán nuevas y peliagudas cuestiones sobre las que seguiremos hablando durante meses y, tal vez, años. Por ejemplo, la continuidad de la Obra Social, reducción de oficinas, reestructuración de plantilla de empleados, futuro de las empresas participadas, papel de las compañías de seguros de su propiedad, gestión del Fondo de Pensiones, operaciones fuera de balance, centro de proceso de datos, empresas auxiliares y tantos y tantos otros matices que, tal vez, no aparezcan tan espectacularmente como ahora en los medios de comunicación social, pero que indudablemente afectarán en amplitud y profundidad a los recursos humanos de nuestra más que centenaria entidad y a sus clientes.
Una fuerza desconocida obrará irresistiblemente sobre los dioses, personas y sucesos de la hasta ahora importante plaza financiera de Alicante. Es el hado del destino de la CAM.