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TEMAS MONETARIOS Y FINANCIEROS
(por Vicente Llopis Pastor
)


     En Economía es muy frecuente el uso de vocablos ingleses. No en vano los anglosajones son quienes dominan su cultivo como ciencia. Véase, por ejemplo, el nutridísimo conjunto de especialistas de habla inglesa que han sido galardonados con el Premios Nobel. Añádase a ello las importantes plazas financieras que se sitúan en ciudades norteamericanas e inglesas.

     Todo ello está sirviendo para colonizar otros idiomas, de lo que no se escapa la bellísima y para mí muy querida lengua de Miguel de Cervantes. Y digo esto a colación de dos situaciones que, en los terrenos monetarios y financieros, se están viviendo en nuestro país por mor de la menor fluidez con que se están moviendo las corrientes dinerarias de la economía española.

     Permítame el lector que haga uso de cierto esnobismo y le suelte los anglicismos que vienen a continuación. Por cierto, que lo hago muy a pesar mío.

“CROWDING OUT” EN ESPAÑA

     Su traducción  literal sería algo así como “dejar fuera al populacho”, pero que haciendo gala de un mayor tecnicismo se considera como “efecto desplazamiento” o mejor “efecto exclusión”.  Así me parece a mí que está ocurriendo en nuestro país por las necesidades que el Sector Público Español tiene de cubrir los compromisos corrientes y también extraordinarios que recaen bajo su responsabilidad. Tal es el caso del déficit público español, que alcanza casi el siete por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), muy por encima del 3% estipulado en el Plan de Estabilidad y Convergencia de la Unión Monetaria Europea (UME); de la prima de riesgo de la deuda española que ha llegado a superar los 400 puntos, más de un 4% sobre el tipo de interés del bono alemán; los acuerdos europeos de reducción del valor de los activos de la deuda griega; el incremento del coeficiente de las entidades bancarias sistémicas hasta el 9%; los déficits de las Comunidades Autónomas; la emisión de “bonos patrióticos” por algunas de estas Comunidades; la inactividad del mercado interbancario; la emisión de deuda por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para el reforzamiento del Sistema Financiero Español, la existencia del “mercado de deuda” al que acuden los bancos para cubrir  las subastas semanales del Tesoro Público español; y tantos otros destinos complementarios.

     Esto está dando lugar a que las entidades bancarias no dispongan de dinero para conceder crédito a los particulares. En “román paladino”, el dinero no es infinito y si hay que cubrir las necesidades del Sector Público mediante su endeudamiento con los bancos, que en muchas ocasiones es casi obligatorio, las entidades financieras no pueden atender a los clientes privados, pequeños empresarios y consumidores. Estos quedan “expulsados” y a la espera de una mejor ocasión para conseguir préstamos.

     Esta escasez de crédito no es buena para la economía española. Es algo así como que el privilegio de financiación del Sector Público fuerza a la resignación a los ciudadanos y a sus profesiones, menesteres y oficios.

“CREDIT CRUNCH” ESPAÑOL

      El vocablo inglés “Credit Crunch” se podría interpretar como “restricción del crédito bancario” o, en su traducción literal, “crujido del crédito”. No es lo mismo que “Crowding Out”, pero, en cierto modo, es consecuencia de esta última situación. El primero que analizó este fenómeno fue el economista de la Escuela austríaca Friedrich August Von Hayek (1899-1992), Premio Nobel de Economía en el año 1974, el cual explicó muy certeramente este fenómeno monetario que ahora ha llegado a España y que es una consecuencia del final de los ciclos económicos de expansión monetaria. Suele ser una medida de política monetaria restrictiva para evitar la inflación. Pero en el caso de España es simplemente porque el dinero escasea.

     Esta es la razón por la que las entidades financieras de nuestro país están endureciendo las condiciones para conceder crédito a potenciales prestatarios particulares, tanto en las garantías a aportar como en las cuantías, plazos, intereses y demás condiciones. Es la sequedad del crédito y sería algo así como la falta de oxígeno para que pueda respirar normalmente la economía real de las empresas privadas y de los particulares. Es una nueva y lamentable característica de la economía española actual.

     Por cierto que todas estas consecuencias económicas y financieras que ahora estamos sufriendo las predijo el economista estadounidense, de origen turco, Nouriel Roubini, Profesor de Economía de la Universidad de Nueva York, quien en el año 2008 advirtió de las consecuencias que iba a tener la crisis de las hipotecas subprime como un efecto sistémico, cuyos maléficos problemas se iban a distribuir por todo el mundo e insinuó la necesidad de nacionalizar los bancos norteamericanos antes de que éstos contagiasen su problemática empresarial a todo el mundo financiero. Parece que Mr. Roubini ha tenido buena parte de razón y hoy se le considera como el más sagrado y consagrado “gurú” de todos cuanto pululan en el mundo académico y profesional de la ciencia económica.

     Mientras tanto el crédito bancario al sector privado en España es casi nulo y el sonido de “Credit Crunch” es casi onomatopéyico. Tal como también suele ser el de “caput”.     

     

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