Andrés Calvo Mulet era un veterano de los tiempos más boyantes de la Caja. En su largo historial en la Institución (1949-1994) desempeñó muchas y muy variadas funciones y ocupó la escala completa de cargos. Yo lo conocí en la famosa naya de los años 70 en donde él se ocupaba de la Asesoría de Métodos; recuerdo aquellos tiempos como una etapa en la que, tanto en ese trabajo de Andrés como en los demás que se realizaban en aquel cubículo, dominaba, en todo y en todos, la creatividad. Luego, nuestro compañero y querido amigo mantendría esa tensión creativa en otras tareas y misiones hasta su nombramiento como Director de Zona en Denia, donde se prejubiló en 1994. Y fue muy poco después cuando recibió su carnet de asociado a Jubicam.

     En su condición de jubilado (perdió el pre en 1999) Andrés se integró de lleno en la Asociación, estudió su funcionamiento y participó con todo interés en sus actividades, hasta el punto de que tanto los directivos como muchos de los colaboradores asiduos convinieron en que este trabajador y entusiasta amigo reunía las cualidades y condiciones que se precisarían para suceder en la presidencia a Antonio Gosálbez, quien por muy poderosas razones de salud se veía  en la necesidad de dejar el cargo. Y así, a propuesta de la Junta Directiva, la Asamblea General celebrada en febrero de 1998 le nombró Presidente de Jubicam, el tercero desde que nuestro recordado compañero y también querido amigo Francisco Palazón inauguraba la Asociación en 1985.

     Como era de esperar, la experiencia y capacidad de Calvo Mulet estuvieron presentes desde el primer momento en la labor directiva, pero yo quiero destacar muy especialmente una  realización que de alguna manera me afecta personalmente, pues ocurre que mi trayectoria de plumífero con antecedentes en todo tipo de publicaciones de la movida que se produjo en Alicante en mis años juveniles, me señalaba como casi obligado a editar un Boletín que pusiera en contacto a los muchos y muy dispersos asociados. El Presidente Gosálbez me instó a ello una y otra vez y estoy seguro de que mis sucesivas negativas no han mermado la amistad y el afecto que nos une. Precisamente por mi experiencia yo sabía que era una labor demasiado ardua para mis muchos años.

     Y esto es justamente lo que más destaco de la presidencia de Andrés, que él se lanzara a crear este Boletín que, como veis, ya va por el número 139. Tengo que decir, porque es muy justo, que él contó desde el primer número con la ayuda eficaz de su hijo Enrique. Ya en la presentación del número cero escribía: “Nace, pues, este modesto Boletín con voluntad empeñada de servir de transmisor para ser utilizado por todos, esperando vuestras ideas, sugerencias, colaboraciones… que junto a las que expongamos los impulsores de la edición irán contribuyendo a nuestros fines y a la mejora total de nuestro Boletín”.

     Acertó Andrés en su pronóstico, como es evidente, porque su sucesor, Pepe Barberá, continuó la trayectoria iniciada hasta alcanzar la espléndida realidad actual.

     Cuando nuestro querido compañero nos ha dejado (27-03-2012), venía asistiendo, siempre que sus muchas dolencias se lo permitían, a las reuniones del ya popular “Senado”, y desde aquí hacemos llegar a aquél pionero colaborador Enrique como al resto de los hijos de Andrés: Andrés, Hortensia, Begoña y Nuria, muy vinculados todos a este mundo de las cajas, y muy especialmente a su esposa Hortensia, compañera de viajes y actividades que desde siempre ha sabido captar el aprecio y la amistad de todos nosotros, les hacemos llegar, decimos, nuestro sincero pésame, nuestra condolencia, reiterándoles nuestro ofrecimiento personal y el de toda la Asociación.