Si pongo el televisor
y escucho al hombre del tiempo,
sé que vendrá un frío invierno
o una ola de calor.
Es fácil adivinar
que será frío el invierno
y en verano, por supuesto,
el sol nos abrasará.
En el invierno aparecen
imágenes de nevadas
o persistentes heladas,
cuya visión estremece.
Son imágenes tan crudas
que, aunque estamos abrigados,
nos parece estar pasando
intenso frío, sin duda.
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Y cuando llega el verano
e incluso en la primavera,
los termómetros nos muestran,
marcando cuarenta grados.
Ello nos da que pensar,
temiendo al sol, al calor
y a la deshidratación.
Y empezamos a sudar.
Las imágenes captadas
no son exageraciones
y en algunas ocasiones
del lugar no quedó nada.
También sucede lo mismo
con las lluvias o los vientos,
y así nos meten el miedo
anunciando cataclismos.
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Nos enseñan las imágenes
de grandes inundaciones
y hasta en muchas ocasiones
con víctimas abundantes.
Nieblas, heladas y nieves;
lluvias vientos y huracanes,
más un calor sofocante,
la naturaleza ofrece.
No habrá, pues, que obsesionarse
con las noticias del tiempo.
Habremos de estar atentos,
y seguirlas, sin pasarse.
Mas haga frío o calor.
sea malo o sea bueno,
las predicciones del tiempo,
las ha de confirmar Dios.
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