Vivir en el asombro
contemplando el prodigio de la espiga,
el cielo en flor azul, la mariposa,
el vilano meciéndose en la brisa…
Vivir en el asombro
de la fuente recién amanecida,
del sabor de la poma y la naranja,
de la mirada, el beso y la caricia…
Vivir en el asombro cada instante,
estrenando la vida.
Vivir es anudar cada mañana
con el ayer dormido en el ocaso,
recomenzar de nuevo, a cada paso,
en busca de la meta más lejana…
Es buscar, en el árbol, la manzana,
dulce inquietud de mieles y de raso,
olvidarse del miedo y del fracaso
y poner el amor en la ventana…
Vivir es caminar… Haber vivido
y volver a vivir en cada instante,
-El alma encandecida y presurosa-.
Es sentirse, de nuevo, caminante
y, a pesar de la duda, renacido,
es contemplar a Dios en cada cosa.