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Una Mancha distinta, Escapada a la Sierra del Segura

Francisco Navarro Balsalobre ____________________

 

 

 

 

Si algo nos ha definido La Mancha sin duda han sido las figuras de don Quijote y Sancho recorriendo caminos polvorientos y bajo un sol de justicia. Esta imagen algo tópica como en tantos otros casos, nos da paso a otra realidad muy distinta al visitar la Sierra de Segura, al Sudoeste de Albacete y a tan solo dos horas y media en coche desde Alicante. El motivo, la invitación de unos amigos Vicente y Ana, propietarios de un pequeño conjunto de cuatro casas rurales (www.arnelia.es ) situadas en el paraje Los Vizcaínos del pueblo de Bogarra, producto de la escrupulosa rehabilitación de antiguas casas de campo de su familia y sobre todo del amor al lugar que vio nacer a Vicente y que quieren hacer partícipes a los visitantes, encontrando además en su hija Cristina una digna colaboradora/continuadora de esta pasión. Si a la armónica integración en el paisaje, junto al pequeño río Madera que pronto se une al Mundo, con sus huertas familiares, rodeados de sierras pobladas de pinos, donde abunda el zorro, el jabalí, cabras montesas, cernícalos, algunos buitres, etc., ese olor a sierra, a tomillo, romero, lavanda..., que te evoca vivencias infantiles, y sobre todo la tranquilidad que te da el silencio, le unimos algo más tangible como unas migas ruleras, gazpachos, atascaburras, chuletillas de cordero preparadas por Ana, algo de lectura, dominó o cartas, la estancia es de las que se recuerdan siempre.

     De su mano recorrimos algunos de sus parajes poblados por iberos, romanos y más tarde por los árabes, de los que como en tantos otros lugares de la antigua Al Andalus, todavía conservan algo tan especial e inconfundible que nos hace fácil imaginarlos tal como fueron habitados por ellos. Por su posición fronteriza entre musulmanes y cristianos durante más de doscientos años, su defensa estuvo encomendada a las Encomiendas de la Orden de Santiago, contando con más de quince torreones de vigilancia diseminados por su territorio. Tampoco hemos de olvidar que por estas sierras y grutas anduvo cobijado a principios del siglo XX el famoso bandolero Francisco Ríos González, El Pernales, en su huída de Sierra Morena escapando de las autoridades.

     En primer lugar, nos acercamos a Bogarra a tan sólo cuatro kilómetros, localidad bañada por el río que lleva su nombre, Río Bogarra; junto a la cual se descubrió la Esfinge de Haches, llamada también la Gioconda ibérica, escultura ibérica fechada en el siglo V a.C.; igualmente fue interesante la visita a la iglesia barroca de Ntra. Señora de la Asunción  datada en el siglo XVI. Seguimos hacia Ayna, cuyo nombre deriva del vocablo árabe “ayn” que significa “fuente” pues son más de doce las que podemos hallar; igualmente y al estar enclavada en la garganta del río Mundo, con uno de los paisajes más sugestivos de toda la provincia que se puede contemplar desde el Mirador del Diablo,  se la conoce también como la “Suiza Manchega”. En la estética especial de sus estrechas calles de sabor morisco, encontramos la Ermita de los Remedios, antigua sinagoga que aún conserva milagrosamente un espléndido artesonado mudéjar del siglo XV. Agradable sorpresa fue encontrar a un paisano alicantino como gerente propietario del moderno Hotel Felipe II, situado en el mismo mirador sobre la garganta del río Mundo, donde disfrutamos de un merecido descanso a la par que contemplamos las cabras montesas desafiando la gravedad en increíble equilibrio sobre sus patas en los riscos más espectaculares.

     Por último nos dirigimos a Lietor donde Vicente, conocedor de nuestro interés por la etnografía y la historia de los lugares que visitamos, nos tenía preparada una agradable sorpresa: allí nos esperaba un guía excepcional: el párroco don Francisco Navarro, un “vitalista joven” casi octogenario, con más de cuarenta años de párroco en la localidad que nos confesaba quería acabar allí sus días recopilando, estudiando, clasificando y legando a la posteridad el magnífico pasado de este pueblo, en el que su entramado callejero aún deja entrever parte de su hidalga historia albergando un interesantísimo legado artístico y monumental. Al mismo tiempo y preocupado por encontrar motivaciones a los jóvenes en estos difíciles momentos laborales, ha creado la Asociación Cultural Grupo Museo de Lietor, donde trabajan y colaboran siendo responsables junto con él del Museo Parroquial, en el que encontramos perfectamente clasificados y expuestos restos iberos, monedas y utensilios romanos, restos de un ajuar musulmán del siglo X, escritos y títulos de hidalguía, propiedad, contratos de obras, arrendamientos, ferias, nacimientos, ornamentos religiosos, etc.; entre los muchos legajos cronológicamente archivados pudimos ver, entre otros, una carta firmada por Felipe II. El Museo Etnográfico situado al lado siguió mostrándonos la labor de este “héroe” y sus ayudantes, al recrear en espacios tanto domésticos como comerciales, de diversión, de trabajo agrícola y pequeña industria de telares, las escenas e infraestructuras que han definido a este pueblo, como si de un libro abierto se tratara. Ambas estancias, se encuentran ubicadas en la iglesia de Santiago Apóstol, donde pudimos admirar varias imágenes de Salzillo.

     Callejeando por el pueblo siempre guiados por él, visitamos la Ermita de Belén, edificada en 1.570, toda ella decorada con pinturas murales de vivos colores consideradas como la mejor colección de pintura popular del siglo XVIII a nivel nacional, y con gran influencia de motivos ornamentales de animales y flores exóticas de América con intención didáctica-religiosa en casi todas ellas. Es Monumento Histórico-Artístico.

     Aún nos quedaban tres nuevas sorpresas ubicadas en el Exconvento de las Carmelitas descalzas; la primera ubicada en su cripta: Las momias de Lietor, conjunto de doce sepulturas en la pared de personajes religiosos y seglares de la localidad con vista de sus restos a través de un cristal (no todos bajaron a contemplarlas); la segunda, una pintura de la Santa Faz, que siempre nos sorprende a los alicantinos; y, por último, un magnífico órgano de relativamente nueva construcción, que junto a otro realizado en 1787 por Joseph Llopis que se encuentra en la iglesia de Santiago Apóstol, protagonizan anualmente en los meses de mayo y junio un ciclo de conciertos de órgano. Este año actúa entre otros François-Henri Houbart, Organista de la Iglesia de la Madelaine de París.

     En cuanto a monumentos civiles, los encontramos en nuestro paseo posterior contemplando escudos y fachadas de casas nobiliarias como la de los  Tovarra y los Escobar. Por último una parada en la Posada Maruja, antigua venta perfectamente reformada que conserva todo el estilo y la decoración rústica de antaño, nos permitió conocer y degustar la magnífica gastronomía de la zona.

     Quede constancia en estas líneas de nuestro reconocimiento a este “párroco ilustrado”, por la inestimable y desinteresada labor que realiza como complemento a su cometido sacerdotal.   

     Respecto a mi recomendación de libros, hoy sólo lo haré de uno: Breve historia de España, de Fernando García de Cortazar y José Manuel González Vesga, en sus casi ochocientas páginas vamos descubriendo  en un estilo ameno y directo la realidad histórica de España, pues la historia de un país es siempre la crónica de una aventura de sus gentes, su geografía, economía, relaciones de poder, etc. Modestamente creo que para intentar explicarnos nuestros comportamientos de hoy, es imprescindible conocer cuáles han sido los comportamientos de nuestros antepasados, algo similar a nuestro ADN, y esto lo permite la amena lectura de este magnífico libro.

     Como siempre, ¡disfrutad! Y hasta la próxima.

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