Después de haber dormido este cansancio
que me duele en la carne y en los huesos,
reiniciaré el andar de mi andadura…
Después que haya dormido…
Cuando inicie su luz encandecida un nuevo día,
iré recomenzando, hora tras hora,
minuto tras minuto, toda aquella
labor inacabada que, ahora, dejo
porque no puedo más…
Iré llenando mi tiempo de ilusión y de esperanza
completamente, hasta otra nueva noche…
Después de este cansancio…
Os prometo que he de seguir la siembra de mi trigo
con mis brazos en cruz sobre los surcos,
mi vista hacia la altura, y mi pisada
dejando huellas en la tierra fértil…
Os juro que serán sonrisas nuevas
y palabras inéditas, las mías,
y sangre nueva la que me recorra,
inusitadamente, por mis pulsos…
Os juro que ha de ser muy diferente
cuando descanse, todo…
Pero ahora,
-¡Por Dios!-, dejadme que me acoja el sueño…
Estoy cansado, amigos…
Muy cansado.