Rindo culto a mis dioses
de la rima y del precepto;
mas yo me siento libre,
libre como el viento,
al verter en mis versos
sentimientos, recuerdos,
inquietudes, esperanzas y deseos.
Me desvelan en la noche
malos sueños ya soñados,
y me siento al despertar
desbordante de alegría.
En el recóndito jardín privado,
refugio oculto en mi largo caminar
me estremecen caricias y sonrisas
como una luz hermosa y placentera.
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Las luces y sombras en aquel rincón secreto,
sombras y luces en mi vida,
donde el amor y la nostalgia
se distancian y se encuentran.
Es por eso que no quisiera nunca
que mi sentir más profundo se someta
a rígidas y exactas leyes
que encarcelan mis versos.
Yo escucho al escribirlos
una música armoniosa
que marca el latido y el compás
de un himno que me suena a libertad.
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