Tu vida se marchó por tus heridas
y me duele la sangre derramada,
no se resigna mi alma enamorada
a perder unas vidas no vividas.
Sujetos los corceles por las bridas
en los oscuros campos que batallan
resuenan los acordes, cuando estallan
las estrellas de fulgor estremecidas.
En las noches de luna arrebatadas
preludio de un ejército iracundo
para elevarte al cielo con sus alas,
alcanza el orgullo el legionario
al dar vida y honor por las banderas
que serán para siempre su sudario.