Hoy traigo el corazón como rendido
de tanto y tanto tiempo funcionando;
lo traigo como roto, como cuando
el tiempo se presiente detenido.
Hoy traigo el corazón desvanecido
como una llama que se va apagando;
lo traigo como triste, como dando
preludios ya de su último latido.
Hoy traigo el corazón, en esta caja
de huesos y de carne, como inerte,
como, sencillamente, fugitivo.
Algo de mi entereza se desgaja
como si el borde oscuro de la muerte
llegase hasta la orilla donde vivo.
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