Mis ojos cerraron la noche
y el sueño durmió en mis latidos.
Resonaban distantes mis versos
y el relente caía en mi pecho.
Las estrellas vertían su luz
iluminando el espacio
y el mar se volvía loco
intentando quedarse en la orilla.
Andaban desnudos mis pies
abrigados por las olas;
el mar, el viento y la noche
presenciaban el prodigio.
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