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______________________________ Crónicas Viajeras

"El frío" viaje a La Alcarria

Francisco Navarro Balsalobre ____________________

 

 

 

 

La Alcarria es la zona ubicada en el centro-este de la península, tradicionalmente desconocida para muchos de nosotros y que habitualmente la relacionamos únicamente con la producción de miel y los dos libros escritos por el premio Nobel Camilo José Cela (El viaje a la Alcarria y Nuevo viaje a la Alcarria), el primero de los años 40 con un Cela enjuto y viajando en destartalado autobús y el segundo a finales de los 90 con el mismo escritor, bastante más voluminoso de perímetro abdominal y viajando esta vez en un Rolls Royce y con impresionante choferesa de marcado color moreno y enfundada en impecable y blanquísimo uniforme.

     El nombre de alcarria proviene, como casi todo en este país, de los romanos o de los musulmanes, en este caso de estos últimos al-Quaryat, al igual que alquería, pequeña casa de labor, poblado, etc. y La Alcarria a la comarca que aglutinara a todas ellas, aunque modernamente también se le da el significado de terreno alto, raso y de poca hierba. Esta comarca ha sido históricamente punto estratégico de comunicación entre las dos mesetas y entre Castilla y Levante, ya en tiempo de los romanos la cruzaba también la calzada Emérita Augusta.

     De nuestra visita a Guadalajara-ciudad, Wad-al-Hayara --valle de los castillos para los musulmanes-- fortaleza en su día entre el mundo árabe y el cristiano, destacamos el magnífico edificio civil renacentista del Palacio del Infantado. En el siglo XIV el arzobispo Mendoza, aquel que tuvo dos hijos con una bella lugareña y de quien la católica reina Isabel afirmó eran “...los pecadillos de mi Cardenal...” fue quien ordenó su construcción. En él estuvo preso Francisco I de Francia tras su captura en Pavía. En el Infantado se casaron, entre otros, Felipe II con su 3ª esposa y Felipe V, haciendo exclamar a los invitados flamencos asistentes que dicho palacio era mejor que el mejor de los suyos en Flandes. Lamentablemente, en la noche del 6 de diciembre de 1936 la aviación fascista italiana bombardeó la ciudad y con ella el palacio, produciendo un pavoroso incendio que destruyó totalmente su extraordinario artesonado, frescos, puertas, en fin, toda la estructura de madera, ¡¡cuánta barbarie!!

     Frente a él se encuentra el Archivo Histórico Militar; allí deben estar todas las fichas de aquellos de nosotros que, en otros tiempos, hicimos el servicio militar obligatorio. Como curiosidad, durante la visita, el repicar de campanas nos anunció el “habemus papam”. Tuvimos además tiempo de recorrer su zona de bares y degustar sus cañas, vinos y tapas.

     En la visita a la provincia destacar en primer lugar Alcalá de Henares (Ciudad del Saber) Complutum –confluencia de aguas o ríos–  para los romanos y al-qalá Naher –castillo o fortaleza sobre el Henares para los musulmanes–, que actualmente acoge a casi 24.000 estudiantes; Ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1998 por su recinto histórico, rectorado de la universidad y en reconocimiento a su condición de primera ciudad universitaria planificada como tal existente en el mundo; ciudad que proyectó el ideal humanista en América. En el 1500, el Cardenal Cisneros crea su Universidad con especial empeño en que no sólo sirva para estudiar la nobleza sino también el pueblo, dejando para ello el legado de múltiples becas. Es allí en 1785 donde entró, estudió y alcanzó el grado de doctor en Artes la primera mujer de la historia de España, María Isidra de Guzmán y de la Cerda. En el siglo XIX se trasladó a Madrid primero como Universidad Central y más tarde Universidad Complutense. Tras la desamortización la mayoría de sus edificios históricos iban a ser vendidos, entre ellos la magnífica fachada de la Universidad, a EE.UU., pero los alcalaínos reaccionaron creando algo único en la España de entonces –la Sociedad de Condueños- salvando con su dinero el patrimonio ciudadano y evitando su expolio. ¡¡Podríamos tomar ejemplo hoy!! En los soportales de su calle Mayor, una placa indica que allí existió la Sinagoga judía, y enfrente se encuentra la casa donde en octubre de 1547 nace don Miguel de Cervantes cuya partida de bautismo pudimos contemplar en la Casa Consistorial; y justo al lado, en la calle Imagen, tan solo una placa gris, en las que apenas pueden leerse las letras, que anuncia al viandante que allí nació en 1880 don Manuel Azaña. Casa que nada más terminar la Guerra Civil fue asaltada, saqueada y ocupada por la Falange que estableció en ella ¡cruel venganza!, su sede local.

     Atienza, Sigüenza y Brihuega. La visita a estas tres poblaciones nos deparó contemplar Conjuntos Histórico Artísticos muy interesantes.

     En Sigüenza, pudimos contemplar la alcazaba musulmana, hoy convertida en  Parador Nacional de Turismo. Nos sorprendió la Catedral con esa joya del renacimiento que es su Sacristía de las Cabezas, si bien donde realmente uno enmudece es en la capilla de Santa Catalina contemplando la estatua semi yacente del Doncel don Martín Vázquez de Arce leyendo un libro en una actitud de eterna serenidad, el primoroso detalle de su armadura, cota de malla, zapatos y espuelas, las páginas del libro, su rostro, todo ello en el entorno silencioso de la capilla, nos hace comprender cómo el artista consiguió su objetivo de dotar al joven personaje-guerrero de la inmortalidad buscada.

     Por último, en Brihuega, aparte de contemplar sus monumentos (iglesia de San Miguel, Plaza de toros, Fábrica de paños) pudimos recrearnos la imaginación al pensar que allí en 1710 tras la victoria de Almansa, las tropas de Felipe V derrotaron y obligaron a capitular a los británicos  y poco después en los alrededores, con la nueva victoria de Villaviciosa de Tajuña, quedó definitivamente sentenciada la victoria del borbón Felipe V sobre el Archiduque de Austria.

     Dos siglos después, estas tierras fueron nuevamente escenario bélico durante la Guerra Civil; en marzo de 1937 el ejército popular de la República y las brigadas internacionales, causaron una gran derrota a las tropas voluntarias italianas del general Roatta y las nacionales del general Moscardó, evitando con ello la caída de Madrid hasta el final de la guerra. De la alegría que ello produjo en la zona republicana, daba cuenta la historia jocosa “de que algunos italianos no pararon de correr hasta Alicante”.

     Madrid.- El día amaneció frío, muy frío, con el cielo azul totalmente despejado y soleado para disfrutar recorriendo el clásico itinerario del Madrid de los Austrias, que pese haberlo paseado en múltiples ocasiones anteriores nos ofreció una serie de callejas, iglesias y lugares novedosos. Un reparador tapeo en ese descubrimiento tan acertado del reconvertido Mercado de San Miguel, y al poco el almuerzo. Algunos lo hicimos en una de sus clásicas pero cada vez más escasas tabernas-restaurante que poco a poco van siendo reconvertidas a bares para guiris -Casa Alberto-, centenario restaurante de 1827 en su día lugar de encuentros de toreros, taurinos, escritores y dramaturgos, un pedazo de la historia de la ciudad, en la calle Huertas. Por la tarde: El rey león, legado de la Casa de Alba, impresionistas,... un último paseo, al autobús y al hotel. ¡Cuántos recuerdos de múltiples vivencias en Madrid a lo largo de toda una vida!

     Solo queda dejar constancia de la camaradería y armonía del grupo, con nuestros queridos amigos murcianos, cartageneros, varios alcoyanos, de la Marina Alta y nuevos asociados simpatizantes. Dar las gracias a nuestro asociado Vicente Llopis que nos deleitó en el autobús informándonos con su pedagogía de profesor universitario (amén de catedrático y doctor) de los aspectos económicos, geográficos, históricos, etnográficos, etc. de los lugares que conformaban el viaje.

           

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