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No se puede hablar de los orígenes del teatro ilicitano sin acudir al ilustre nombre de Luis Gonzaga Llorente de las Casas (Elche, 1822-Id.,1893), escritor, actor y director de escena, a quien se debe fundamentalmente la instalación del primer coliseo en la ciudad hermana.
Integrado en el Liceo Artístico y Literario de la capital de la provincia, donde fundó la revista La Amenidad (1848), puso todo su empeño en dotar a su ciudad nativa de un teatro, anhelo que no se pudo conseguir hasta que nuestro escritor, unido al alcalde de Elche y a varios amantes de la escena, consiguió un capital de cien mil reales vellón con el que se pudo comprar -por cinco mil reales- un solar, sito en la calle del Piñón, de cien palmos de longitud por ciento cincuenta de ancho, paraje donde se alzó -entre 1863 y 1865- el primer coliseo ilicitano, llamado “Teatro de Elche” y, más tarde, “Teatro Llorente”, con capacidad para seiscientas personas, colocadas en quince palcos, catorce plateas, ciento once butacas, sesenta y siete lunetas y cincuenta y siete delanteras de grada. El telón de la embocadura lo realizó Felipe Rovira, al tiempo que Pascual Llopis Soler confeccionaba los decorados.
La inauguración se celebró el 3 de junio de 1865, en cuya solemnidad, después de interpretarse un himno -letra de Llorente y música de Rafael Blasco Ripio-, se representó ´La cosecha´, comedia de Luis Mariano de Larra, a la que siguió la pieza en un acto ´Cada loco con su tema´.
A partir de entonces, el pueblo del Misteri empezó a gozar de las bellezas de la literatura escénica y, en ella, de las del propio Llorente: ´Pepeta la Espardeñera´ u ´La sal de les tancahores, Ramona o La perla del campo´, ´Un brazalete de pelo´, etc.
Luis Gonzaga Llorente de las Casas bien pudo sentirse satisfecho desde el momento en que sus esfuerzos como ilicitano y como escritor empezaron a dar sus primeros frutos.
Así lo entendió y expresó su amigo Nicasio Camilo Jover, destacado poeta lucentino:
“Lleno el pecho de plácida alegría,
Ilice bella, levantar contemplo
entre tus palmas el hermoso templo
consagrado a Melpómene y Talía.
No extrañes, pues, si en tan dichoso día,
siguiendo de otros vates el ejemplo,
mi pobre lira presuroso templo
para cantar tu gloria, patria mía”.
Y Miguel (Elche, 1824-Alicante, 1899), hermano del comediógrafo, trazó un entrañable poema, del que traemos los siguientes versos:
“Gózate, pues, patria mía,
gózate, hermano del alma,
al ver realizados hoy
los ensueños de tu infancia.
Y ya que, nuevo Colón,
supo encontrar tu eficacia
en cada paisano nuestro
un católico monarca
que te ayudara en la empresa
que hoy miramos terminada,
dale tu placer cumplido,
dale solar y enseñanza,
que ellos te darán en premio
mil aplausos y alabanzas.
En tanto yo con orgullo,
diré doquier que vaya
que en el reino de Valencia
y escondida entre las palmas
hay una villa dichosa
que Ilice Augusta se llama
y que Ilice Augusta es
mi siempre querida patria.
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