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  - SANTIAGO MORENO GRAU: MEMORIA
 
Poeta en la palabra y en el corazón, poeta por la gracia de Dios y hombre de bondad acrisolada. Santiago Moreno Grau nació en la murciana Moratalla el 11 de agosto de 1911. Joven, una enfermedad reumática derrumbó su vida naciente y le obliga a refugiarse en Callosa de Segura, hogar de la familia materna, donde desarrolló una nueva existencia fundada en el amor, la poesía y la amistad. (retrato por M. Abad Miró)

Hermanado en el grupo de escritores lucentinos de la inmediata posguerra, Moreno publicó en la Colección Ifach su libro ´El amor en el paisaje´, poemario de altos y diáfanos vuelos líricos. Campos, huertas, pueblos: amigos y confidentes de su silencio.
´La soledad abre una puerta de oro para darnos anchísimo el paisaje´: Callosa de Segura, “tálamo en flor”; Orihuela, “suspiro que busca lunas de plata” o “insomnio de visionaria”; Rafal, “largo como las espigas, moreno como los trigos, y el corazón de morera verde”; Elche, “sultán macizo de sol”, “crecido como las tardes”. Pero es en Alicante, “ciudad celeste”, donde toda la fina, musical sensibilidad del poeta se adelgaza y ensimisma, sobrecogida hasta el logro posesivo de la esencia insospechada.

Alicante rubrica el más dulce texto de espuma. Y el mar, no sólo ciñe su “desnudo virgen”, sino que guarda y custodia sus “claros misterios virginales”. A veces, la vieja Lucentum semeja ser rubia morada de ángeles o espejo azul de auroras: “sonata digital del día”, pródiga tierra que “hace nupcial el aire con su risa de almendros”.

Tras ´El amor en el paisaje´, Santiago Moreno se incendia en su más íntima realidad viviente, en los fondos secretos de su origen; pregunta y lucha y, cuando alcanza la victoria, ésta es de nuevo la palabra, la poesía de su segundo libro definitorio: ´Naturaleza en tránsito´.

Toda la vida del poeta ha sido recobrada para el goce profundo del espíritu. Es ya el hombre completo quien nos habla, el hombre que ha visto a Dios tras el sufrimiento del mundo.

Su voz acaricia: “forjo mi paraíso y lo disfruto con el sólo apoyo de mi conciencia en la bondad total, en la fe absoluta de lo invisible, en la ausencia de mí, destierro de mi ser para fundirme al Ser que me sostiene”.

Así fue Santiago Moreno Grau, el gran poeta de la “ciudad celeste”, hombre íntegro y también celeste que dulcemente, de amor ceñido, vivió, amó, soñó y no se angustió, “al menos, con ese sufrimiento de tierra con que la mayoría el mundo se retuerce”. Felicidad ganada y bien merecida. Eterno, hoy.

Este hombre tan ejemplar falleció en Alcantarilla el 28 de diciembre de 1963.

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