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CAJA DE MONSERRATE, CIEN AÑOS PARA EL RECUERDO
  Era la mañana del 14 de Agosto de 1904. En los bajos de la casa número 6 de la calle del Ángel, local que habría de servir de despacho a la Caja de Ahorros y Socorros de Orihuela, se reunieron -meses antes ya lo habían hecho en varias ocasiones-, bajo la presidencia del cura párroco de El Salvador (La Catedral) Antonio Mira, Francisco Germán, Juan Coig, Tomás Brotóns, José Penalva, Ángel Luis Alegre, Tomás de Latorre y Juan Bueno, los que habrían de componer la directiva de la nueva caja. Acordaron lo siguiente:

Abrir la Caja de Ahorros el día 16, o sea dos días después, nombrar Director a Francisco Germán Ibarra y designar conserje-escribiente a Rafael Castejón Paredes, abriendo los libros oficiales de contabilidad e inscribiéndose como fundadores treinta personas que aportaron cuatro mil pesetas: Juan Maura, el Obispo de Orihuela, el Barón de la Linde, la Condesa de Cheles y Adolfo Clavarana, entre otras, con las que la nueva entidad inició su actividad, integrada inicialmente en la Caja de Ahorros de Nuestra Señora de los Dolores de Crevillente hasta la publicación de la Real Orden del 12 de Mayo de 1906, fecha en que quedó constituida como Caja de Ahorros y Socorros y Monte de Piedad de Nuestra Señora de Monserrate.

Por el encarecimiento del precio de la harina y la exagerada especulación y subida del precio del pan, que para muchas familias resultaba imposible adquirirlo, la Caja con sus campañas de “venta de pan” contrató la fabricación de pan a precio de coste, consiguiendo rebajar los precios ya que la Plaza de Abastos era campo propicio para la especulación.
Los usureros ponían en práctica préstamos de dos a cuatro duros, por un día, con la condición de devolverlos por la noche al prestamista pagándole un interés de medio real, o un real por cada duro, con lo que en el último de los supuestos el interés era del 1.825 por ciento al año.

La Caja de Monserrate, consciente de que había que combatir la usura y apoyar la precaria situación económica y social existente, dedicó sus mayores esfuerzos a proteger las economías más desfavorecidas. Sus progenitores, seguramente nunca pensaron que aquella “criatura” , pequeña en tamaño aunque enorme en pretensiones, pudiera alcanzar los cien años de vida.
La Caja de Monserrate, integrada en la actual CAM, es un mozo robusto que cumple el siglo de existencia en plenitud de facultades, con toda la fuerza y pujanza de quien dispone de tiempo ilimitado por delante para desempeñar su tarea.

¿De quién es el mérito? Ante todo, de la sociedad de la Comarca de la Vega Baja, que con mayor o menor entusiasmo en cada momento, ciertamente le otorgó siempre la confianza necesaria para crecer, primero, y consolidarse como decana y líder de nuestra comarca, posteriormente.
Hay que destacar el mérito indiscutible de aquellos artesanos y agricultores de principio de siglo, el impagable esfuerzo y sacrificio de aquellos emigrantes con maleta de madera atada con una cuerda, que tanto contribuyeron a la economía de nuestros pueblos, y la extraordinaria participación de empresarios, comerciantes e industriales que arriesgaron su dinero.
Sería interminable reflejar cien años de vida.

Hoy, la Caja de Monserrate siente orgullo de ser parte de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, que aporta solidez, independencia en la defensa de los intereses de la Vega Baja y calidad en el producto, que es la mejor garantía de una apuesta firme por el futuro.
La Caja de Monserrate estrena su segundo centenario como ha despedido el primero, persistiendo en el compromiso y en la lucha por una Comarca mejor, más fuerte, más culta y más rica. Un objetivo que no excluye a nadie y que acoge a todo el mundo.

Puedo asegurar que durante muchos años los empleados tuvieron la oportunidad de participar activamente en el compromiso, en la responsabilidad y engrandecimiento de la Caja de Monserrate.
Por ello no puedo acabar este comentario sin dedicar un grato recuerdo a todos los empleados que formaron parte de ese magnífico capital humano que tanto contribuyó al desarrollo de la Vega Baja, especialmente a los que hoy no pueden celebrar con nosotros este Centenario, y celebrar que esta efemérides coincida con el 700 aniversario del hallazgo de la Vírgen de Monserrate, que siempre fue exponente y norte de nuestros sentimientos y bajo su advocación y tutela celebramos este Centenario de la Caja de Monserrate para feliz recuerdo.

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