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LA SILLA
 
Hay una silla tirada en medio del bancal, está rota, le falta una pata -¿por qué no una pierna? Porque no es una persona; tampoco es un animal, bueno digamos que está coja ¿te parece bien?- y preguntemos a ella que es la interesada:

- ¿Qué ocurrió? -y aunque no sea creíble ella contesta:- Era demasiado gordo, kilos y kilos, y el tío me eligió a mí entre las seis mellizas que éramos, tenía que soportar todos los días su humanidad que además era masa floja y no digamos rica en perfume, me arrastraba, yo crujía en protesta, me abría en carnes, me descomponía, todo inútil, volvían a ajustarme y seguir viviendo, que la vida son cuatro asentadas; hasta que un día mi débil constitución se quebró, el gordo rodó por los suelos y a mí en vez de purificarme en una pira me echaron en medio del campo donde el sol y la lluvia me quebradizan y envejecen prematuramente, los gatos me mean y los perros hacen las dos necesidades, y los hierbajos me molestan e irritan.

- Con paciencia y con toda atención te hemos escuchado, pero te rogamos la cronología de tu vida y que la llenes de comentarios, de cómo has visto el desarrollo de la película de tu existencia. Puedes empezar cuando quieras.

- Mi creador fue persona que derramaba cariño en sus obras. No fui de fábrica, sino de un confortable taller lleno de luz y de sol, donde se conversaba al ruido de la sierra, el olor de la cola y el martilleo.
Como digo antes, salimos seis casi perfectas, iguales, no nos diferenciábamos, aunque a mí siempre he creído que me trató con más dulzura.
Allí reposamos una buena temporada, sin hacer uso del servicio para lo que fuimos creadas. Un buen día vinieron por nosotras, y el resto ya lo sabéis.

-¿Eso es todo? ¿No has vivido experiencias ajenas?

- No, soy de madera y no tengo recuerdos, no pienso y tampoco hablo, lo que escuchas son vuestras propias voces, no mías; me habéis creado y puesto las palabras, iba a decir en mi boca, que no tengo, y, mira, ahora me viene un pensamiento que, como comprenderás, no es mío sino tuyo, y lo que quiero decirte es que lo que diga y como me comporte y si sigo existiendo depende de ti, aunque parece que sea yo el que te domine; piensa que soy casi hija tuya y no puedes matarme, echarme al bancal, rota y vieja; siempre te remorderá la conciencia porque sin conocerme y sin saber nada de mí me has dejado morir, pero morir para siempre.

Llévame a casa, repárame y te prometo que si me das cariño, yo seré el juguete de tus pensamientos.

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