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-¡Qué pico de oro que tiene Matías!
-¡Me entusiasma Quino, con sus homilías!
-¡Pues anda que Paco… vaya frases gasta!
-Prefiero a Fernando. -Pásame las pastas-.
-Pues anda que Pedro… -¿No tienes Chinchón?-
Siempre sus palabras van al corazón.
(Es una tertulia de varias señoras
que, charlando, esperan que llegue la hora
de la Santa Misa, tomando café
o, estilo Inglaterra, un sorbo de té,
con pastas y bollos, y, -¡Vaya ilusión!-
una copichuela de brandy o “chinchón”,
-tal vez olvidando, todas de consuno,
“eso” de la hora, mandada, de ayuno-.
(Y ante tanta frase sin trato, te escribo
lo que luego sigue, Icue, buen amigo).
¿Por qué la sinrazón de ese tuteo
como si el Cura fuese un monaguillo
o, tal vez, un chiquillo
que comparte sus juegos con “El Queo”…?
¡Por qué de tú, como si el Cura fuese
alguien sin clase alguna, de manera
que nadie le respete ni siquiera
un poquitín, le pese a quien le pese…?
Siempre en el Cura, mi buen Icue, he visto
a un discípulo fiel de Jesucristo
al mismo Jesucristo consagrado
y con poder para que el pan y el vino
sean el Cuerpo y la Sangre del Divino.
Jesús, nuestro Señor Resucitado
y administrar, por Cristo, en un momento
cualquiera de los Siete Sacramentos
y, por tanto, no pienso en el tuteo,
(Paco, Quino, Matías...), no te asombres
que no señalo a nadie con los nombres,
y estimo que es mejor el “usteteo”.
Piénsatelo, buen Icue, piensa que
Al Clero has de tratar siempre de Usted.
¿Es de saber tratar y estar en todo?
Porque no puedes ir de cualquier modo.
Piénsatelo despacio, no alborotes
¡Trata siempre de usted al Sacerdote!
Un abrazo muy fuerte (¿no se nota?)
JUAN SALVADOR (tu amigo) GAVIOTA
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