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PORQUE EL VERANO TIENE SUS RAZONES
 


Porque el verano tiene sus razones
todo el mundo se va de vacaciones.
Los más -si la estadística no falla-,
se marchan a la playa,
aunque también -los datos no me engañan-,
otros buscan el campo o la montaña,
o, para hacer “sendero”,
“contratan” un “crucero”
y es que... ¡Es fenomenal!
eso de “Vacaciones en el mar”
tomando el fresco, justo “por babor”
-aunque haya más de un fresco en estribor
que llegue a dar su “conditione” cierta
a babor, o estribor, por la cubierta-.

El caso es descansar y hacer deporte
-sin que el deporte, a nadie, mucho importe-,
y olvidar el trabajo
(donde, en verdad, ninguno fue a “destajo”)
y tomarse “taitantas” copichuelas
aunque el bolsillo se te esté “a dos velas”.
Y devorar “bocatas” y hamburguesas.
(¡Cuánto dolor cuando, después, te pesas!).

Yo he estado en “Las Sirenas” varios días
(un lugar de la Manga), y, a fe mía,
que he visto a las sirenas,
tumbadas en la arena,
luciendo todo el rato
sus “domingas” sin pausa y sin recato
como si todo fuera
digno de verse de cualquier manera.

(Yo no digo que no
pero... ¿Qué pasa con lo de “el pudor”?
pues cada playa viene, cada día,
a ser una feraz carnicería
donde se ofertan piernas y cinturas
y preciosas criaturas
que, en la arena dorada,
con los ojos cerrados, recostadas,
dejan que el mismo sol las tueste apenas
y las ponga morenas).
(Porque una niña, con la piel tostada,
más que niña es un Hada
que te hace suspirar cuando la miras
y te la hace mirar, mientras suspiras).

Claro que este verano, -¡No te digo!-
he visto mucho ombligo
sin tener que marchar,
con mi traje de baño, junto al mar.

Los he visto lucirse “a mogollón”
en la calle Mayor
y he comprobado con acierto hondo
que todos los ombligos son redondos
y que - sin que ninguno se alborote-,
las “domingas” desbordan los escotes.
O sea que las cuestiones del recato
se fueron de este mundo ha mucho rato
y que las jovencitas
se ven –ya casi “en bolas”- muy bonitas.

(Yo no sé como hay
ante tanta belleza, tanto “gay”,
claro que, pienso, puede ser el fruto
de usar el sexo libre y “a lo bruto”
como si, en un momento,
“desapareciera” el Sexto Mandamiento
y se rompiese el “freno”
que nos marca El Noveno.

Aunque también es claro
y no resulta raro
que al ver algunas féminas que cuentan
ya más de las “teitentas”
lucir sus carnes flácidas un tanto,
a todos cause espanto
y muchísima pena
en “la Isla”, en El Ferrol y en Cartagena
y algún Icue se sienta pervertido
y, ante un Queillo flamante “convertido”.

Yo sigo en hombre, continúo en varón
-lo digo sin resabios-
no he de salir siquiera del armario
en ninguna ocasión
-como no sea el armario desde el que
pregonaré mi Fe,
y tendré el sumo honor
de llamarme cristiano y español
diciendo al propio tiempo que las “nenas”
me entusiasman, me gustan, me enajenan
si bien tan solo una, de por vida,
me hace feliz y a serlo me convida
pero, a pesar de todo
lo que ahora dije, nunca me acomodo
a ver tanto desnudo por doquier.
¡Qué bonita, Señor, es la mujer
“envuelta” en el pudor y en el recato
mostrando todo el rato
siempre desde los pies a la cabeza
un halo de pureza
y un poco de decoro
sin dar a cuatro vientos sus tesoros.

No pienso en ñoñerías
pero encontrar esa “carnicería”
me hace pensar a mí
que es “pasarse” un pelín.

Por eso, digo yo;
si no será mejor
un “ten con ten” de tacto y de fragancia
de discreta elegancia
y un prometer sin darse a manos llenas,
que el sexo está muy bien mas hay un pero,
que no ha de ser el sexo lo primero
y que, en todo momento,
ha de imperar la Fe y el pensamiento.

Respeto las distintas opiniones
y, aunque el verano tiene sus razones,
opino que es mejor pasar el rato
con gracia, con pudor y con recato.

¿Será correcto que
se convierta el bikini en un top less
y haya señoras algo “centenarias”
luciéndose en top less y con sandalias,
o que algunos “varones”
luzcan los tangas como pantalones...?

Claro que en la ciudad también sucede,
y más de alguno, sin vergüenza, puede
hacer ostentaciones, como digo
de piernas, de “domingas” o de ombligo
(Yo no sé lo que pasa
¿Por qué se ve la ropa tan escasa?)

¡Ay, madre! Que sin gracia y sin respeto
se vuelve la mujer “mujer-objeto”.
¡No se me quita ya de la cabeza!
¡Hay que iniciar cruzadas de pureza
y, sin respeto humano, dar la cara
aunque nos tomen como gente rara!

(No sigo más, amigos, ahora acabo)
con un abrazo a todos

 

 

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