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El primer romance que se encontró escrito data del 1421, se halló entre los papeles de un estudiante mallorquín, pero ya había romances en la segunda mitad del siglo XII.
En el siglo XVII muchos romances viejos pasaron a ser tema principal de una comedia, más tarde fueron olvidados, hasta que varios poetas clásicos lo siguieron utilizando en heptasílabos u octosílabos. Durante el romanticismo los poetas vuelven su mirada al viejo romance empleándolo con frecuencia.
El modernismo sigue la misma corriente, que se acentúa en la generación del 27: Guillén, Gerardo Diego y García Lorca, que nos legó El Romancero Gitano, verdadera obra maestra, lleno de metáforas bellísimas, color e imágenes sensuales.
En el romance actual, en versos octosílabos, riman los pares en asonantes y los impares sueltos. Son historias enraizadas en el acervo popular del pueblo español, por eso me permito mandar dos de mi cosecha, rogando disculpen mi inexperiencia.
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* ROMANCE DE LAS TRES HERMANAS
Las tres hermanas bordaban
en la solana sentadas,
el calor de sol primero
arrebolaba sus caras,
soñaban con tres maridos
pues querían ser casadas.
Enamoró a la mayor
un hombre de buena planta
y lo llamaron a filas
para defender la Patria,
ni cinco meses pasaron
cuando les llegó la carta:
siete balas traspasaron
las cuerdas de su garganta.
La moza cubrió de luto
su cabellera dorada,
cerró todos los postigos,
y no salió más de casa.
Quedaron solo dos mozas
cosiendo en la solana,
y un tratante de mulas
enamoró a las más guapa.
Un año y medio después
en el altar fue dejada.
Las malas lenguas del pueblo
la llamaron “malcasada”.
la moza cogió su dote
y lo guardó en una caja
que cerró con siete llaves
y tiró por la ventana.
Quedó triste la tercera
bordando sábanas blancas
sin iniciales ni nombres
perdidas las esperanzas.
Una tarde cuando el sol
ya no amarilleaba
oyó el silbar de un tren
en la estación más cercana.
Guardó costura y dedal,
hizo su hato apresurada
y corrió hacia su destino
para, al fin plantarle cara.
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* ROMANCE DE LA MOZA CASADERA
La luna se va despacio
y abre las puertas al sol,
por el monte va cantando
Isidoro el leñador.
Una gitana en el río
apaga su sed de amor.
En las cancelas geranios
gritan rojos de pasión,
las paredes encaladas
ciegan con su resplandor,
las chicharras implacables
heraldos son del calor.
En la reja una moza
prende en su pelo una flor,
espera sea ese el día
en que encuentre ella el amor.
¿Será el apuesto jinete
que le dice siempre adiós,
o el hijo del herrero
que le canta una canción
mientras golpea la fragua
negro de fuego y carbón,
puede ser el panadero
que piropea guasón?
Y la moza se pregunta
¿encontraré hoy el amor?
El leñador llega al pueblo
cuando más calienta el sol
ve a la moza en la ventana
y muy bajito le cantó:
Voy a poner dos faroles
a cada “lao”de tu reja
porque así está en los altares
la bendita Macarena.
La mocita sofocada
en sus mejillas notó
dos claveles reventones
ardiéndole de rubor,
y la rosa del cabello
apasionada entregó.
La campana de la iglesia
el silencio acuchilló,
y cantaron los canarios
desde el huerto al comedor.
La mocita de la reja
supo al fin lo que es amor.
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