Índice de Documentos > Boletines > Boletín Octubre 2005
 
EL NIETO
 
Es un domingo por la mañana, entre las once y las doce, el sol en la cúspide de la bóveda celeste, estamos en el campo, como es normal hay pájaros volando por los aires, también parados en los árboles, cantan, se citan o se mensajean, no es época de celo para ellos, el mes es noviembre; pocas flores pero hay algún abejorro ronroneando y moviendo las alas con ritmo frenético que hace fallar su radar y se da algún que otro golpe.

Hormigas, muchas hormigas, mariquitas rojas, las mariquitas son rojas pero también hay amarillas, las esto viendo, eso sí, todas ellas punteadas de negro; también se ve revolotear alguna espiritual mariposa, al igual que abejas y avispas buscando alimento que succionar en las lánguidas flores de invierno.

De momento no se ve más fauna, porque de haberla hayla como son ratas, ratones, lagartijas, lombrices, escarabajos, y muchos más moradores. En este momento croa una rana, el instinto le ha dicho que la habíamos olvidado. ¿Qué querrá decir ese repetitivo sonido? A lo mejor son más perfectos que los humanos y su idioma tan simple les sirve para hablar de todo.

En cuanto a la flora todo está verde, ese verdor perenne de los pinos, de los naranjos y limoneros, los almendros han perdido hojas al igual que el parral. El suelo está lleno de hierba y la hierba también clorofilila.

Mi hijo con mi nieto que es su hijo, -el querer es egoísta y se adueña de los que se ama; será cursi pero así lo siento- porque sobraba lo de nieto, pero yo veo a mi nieto y no al hijo de mi hijo, y voy a dejarlo porque esto es un lío y no sé salir de ello. Y sigo la narración: los dos están en el bancal de arriba, el padre arrancando un peral seco, en eso corre hacia la casa mi hijo y detrás mi nieto, que va a cumplir cuatro años de edad.

-¿Qué ocurre? Pregunto dirigiéndome también hacia la casa. Y en eso mi nieto se vuelve y con la voz grave y seria que tiene me dice:

-¡La tía puta que ha picado al papi!

Me he reído y se lo hago repetir y con la carcajada en la boca entro en la cocina donde está mi mujer, la madre y abuela, poniéndole amoníaco a la picadura que le ha causado una avispa.

Al comentarlo con ellos la abuela me riñe: -A ti lo del niño todo te hace gracia, y esa palabra no está bien en su edad, luego cuesta quitársela de la boca. Y bla, bla, bla. Y es que cuando la esposa te coge en orsay se venga de la subordinación que el ente femenino ha soportado desde Adán.
Y me pongo a reflexionar en la respuesta del nieto. ¿Cómo a su edad sabe esa palabra? ¿De quién la ha aprendido?
No es que en casa y en la suya seamos unos finolis pero no solemos usar demasiados tacos y palabras malsonantes; al contrario, cuando dicen alguna aprendida del colegio les reprimimos. Al final logro salir a un cabo. El niño oyó a su padre decir ante el dolor de la picada “la tía puta me ha picado” y al ver a su padre dolerse, a esa edad en que el padre es todo su mundo, se subleva y saca todo su genio y su furia, porque hay que ver la cara que ha puesto, esa picada ha sido en toda su alma, se ha rebelado y hasta le he visto gritar.
Y ya a mi edad bendigo estos momentos que nos da la vida y que esa vida tiene algo que no comprendemos pero que está ahí, que se respira todos los días y con la sensación de dicha que mi viejo corazón casi no sé como puede soportar y, aunque parezca cachondeo, me voy a hacer un nardo bastante gordo.

 

Volver