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AL HABLA CON ... * EMILIO GALIANA BOTELLA
 
Cuando en el local de nuestra Asociación me dirigí a Emilio para hacerle una consulta no se imaginaba que nuestra charla se iba a prolongar más de lo por él previsto, pues cuando ya estábamos en “faena”, me vio sacar papel y bolígrafo para evitar que se me olvidara alguna de las cosas que me iba contando, y fue cuando me dijo : -No, por favor, que hay muchos socios con historias más interesantes que la mía-. Y entonces pensé: no me he equivocado en la elección, merece ser entrevistado. Todo lo aquí reflejado se lo fui sacando poco a poco, ya que es un hombre pausado y metódico. Me dice:

- Nací en Alicante el día 15 de Agosto de 1935. Cuando contaba tres años y medio falleció mi padre, y un mes después mi hermano pequeño, con apenas dos años de edad. Mi madre fue una auténtica heroína sacándonos adelante a mi hermana y a mí en unos tiempos verdaderamente difíciles.
Pasado el periodo escolar, al día siguiente de cumplir 15 años entré a trabajar en la Caja de Ahorros del Sureste en calidad de becario adscrito al Departamento de Verificación, antecesor de lo que más tarde serían Proceso de Datos y Control, y cuando acabé el servicio militar me trasladaron a la Sucursal Urbana de Alicante nº 29 y pasé por casi todas las ventanillas, incluso la de empeño de alhajas (verdadera experiencia donde las haya).
Allí aprendí a valorar la labor abnegada de los compañeros que trabajan en las oficinas y a los cuales, años más tarde, traté de ayudar en lo posible desde mi puesto en el Departamento de Proceso de Datos, proyecto totalmente novedoso, actual Informática, que fue todo un reto en su época gracias a la visión de muy pocas personas, entre ellas D. Francisco Bernabeu Penalva y D. Antonio Gosálbez Buades principalmente, y con el apoyo incondicional de nuestro Director General D. Francisco Oliver Narbona (tristemente fallecido); fueron muchas las vicisitudes pasadas en el nuevo servicio, pero todas fueron salvadas con alegría y con unas ganas enormes de trabajar.
Allí no había día, ni tarde, ni noche; el trabajo tenía que salir adelante ¡y vaya si salía!
Contemplado a día de hoy, podemos sentirnos orgullosos de tener uno de los mejores servicios informáticos dentro del sector financiero. No quiero dejar pasar la satisfacción que me produce haber tenido la suerte de cosechar tan buenas amistades en aquellos tiempos y que pasados los años aún perduran.

Llegó el momento de optar por mi prejubilación y creo que fue una de las cosas más inteligentes que pude hacer. Ser el dueño de tu tiempo no tiene precio. Pasado el consabido año sabático me incorporé a la Asociación de Jubilados en calidad de ayudante. Por problemas familiares, el Vicesecretario tuvo que dejar el cargo y me nombraron a mí. Y en ello estamos.
Traté de que mis conocimientos de informática fuesen útiles en mi tarea y los apliqué al trabajo administrativo, creando diferentes bases de datos para que todo aquello que se venía haciendo manualmente pudiese ganar en rapidez.
Hoy en día, y gracias a la labor de varios compañeros, entre ellos nuestro Tesorero Miguel Morote, podemos tratar directamente las cuotas, los cargos de los viajes, diferentes pagos, los abonos del regalo de Reyes a los nietos (previa asignación de la Caja), etc.
¡Ah! Y lo más de lo más, se ha conseguido que desde cualquier parte del mundo puedas leer nuestro Boletín.

Tomamos un respiro, dándonos una vuelta por las instalaciones, y me comenta:

- Creo que se podrían potenciar más las actividades y el uso que damos a nuestra sede. Hay que animar a nuestras esposas para que vengan aquí a jugar su partidita de lo que sea. Crear concursos de dominó, ajedrez..., en una palabra, animar al personal a que visite el local y que se sienta como en su casa. A mí, que soy persona de gustos sencillos, me llena de satisfacción encontrarme con compañeros que solo conocía por su voz, y en algún viaje a esa voz le he podido poner rostro.
También sería un acierto crear una biblioteca y sala de lectura por los múltiples usos que se le podría dar. De verdad, me encuentro a gusto en la Asociación, formamos un equipo con ganas de hacer cosas y es una gozada encontrarte, tanto en el local como en los viajes, con tan buenos amigos.
Y es que, además, después de tantos años me he dado cuenta de que mi trabajo me gusta y, sencillamente, disfruto con ello.
Volviendo la vista atrás te das cuenta de los cambios que se han producido en tu vida y en tu ciudad; en el aspecto político, en el económico, en las modas, en las libertades, en los avances tecnológicos, en fin, en todo.
Recuerdo que en un viaje a Cataluña, hace muchos años, paseando por Santa Susana (Costa Brava) me encontré ante un kiosco metálico y de cristal: era un cajero automático, creo que de la Caixa; con curiosidad metí mi tarjeta y ¡oh! sorpresa, me dio dinero de curso legal. Y yo, que he conocido desde sus inicios todo este mundillo, no dejé de asombrarme de que con un trozo de plástico y a más de 600 Km. de mi ciudad, pudiese conseguir dinero de forma tan fácil.
Se lo comenté a un conocido industrial del diseño gráfico por ordenador y ¿sabes qué me contestó?: “Pues a mí lo que verdaderamente no deja de maravillarme es que los aviones vuelen”. Realmente son fabulosos los cambios de que hemos sido testigos.
Recuerdo aquel Alicante entrañable de los años 40 y 50, sin apenas coches, y los tranvías haciendo sonar sus campanillas por los barrios e incluso hasta Muchamiel y San Vicente. Tenemos muy presentes aquellas figuras afectuosas del barquillero, el vendedor de helados, el campesino que en las alforjas de su mula llevaba aquel postre delicioso que pregonaba: “Arrop y tallaetes”; aquellos personajes populares como “El Chache”, “Pepe vol morise” y, posteriormente, “Caruso”, que por unas pocas monedas te destrozaba una bella canción.
También está en la memoria el otro Alicante: el del hambre, las cartillas de racionamiento, etc. O sea, que cualquier tiempo pasado no tiene por qué haber sido mejor.

Le pregunto por su familia, y aunque es parco en explicación se muestra contundente al afirmar:

- Es una suerte, lo reconozco, tengo una gran familia incrementada con 2 nietos de 13 y 10 años y la nieta pequeña de 6 años. Mi hija pequeña vive y trabaja en Valencia y desde que mis dos hijas mayores se casaron, mi mujer y yo volvemos a estar solos, como al principio. ¡Ah!, nos lo pasamos muy bien.

Y, para terminar, le pregunto su opinión sobre las prejubilaciones:

- Me parece genial que si a una persona que ha dedicado 30 ó 40 años de su vida al trabajo le ofrecen la prejubilación, aún en plenitud de facultades, pueda aceptar esta posibilidad de dedicarse a las cosas que por falta de tiempo nunca pudo hacer.
Tengo mi teoría al respecto: Igual que a los niños se les educa para que el día de mañana se integren en la sociedad, el adulto debe ir pensando en qué aplicará su tiempo libre el día que se jubile, evitando así que la ruptura con el mundo laboral le cause depresión o cosas por el estilo. ¡Ánimo, prejubilables, no tengáis miedo, el mundo es vuestro! ¡Ah! Y pasad por la Asociación a daros de alta como socios.
Os garantizo que lo pasaréis muy bien.

Y con un fuerte apretón de manos nos despedimos hasta Septiembre, pues también nuestro Boletín se toma sus vacaciones.


 

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