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EL OBJETIVO ÚLTIMO DEL BANCO CENTRAL EUROPEO

 

Vicente Llopis Pastor

 

Hace unos meses falleció Wim Duisenberg, primer Presidente del Banco Central Europeo (BCE), cargo que ocupó desde 1998 hasta 2003, a lo que hay que añadir sus tareas como miembro del Consejo Directivo del Instituto Monetario Europeo (IME) desde el año 1994 hasta 1998. Este IME fue el embrión del posterior BCE, que puso en funcionamiento la moneda única europea: el euro.

Con ocasión del fallecimiento del señor Duisenberg, se publicaron algunos artículos y se editaron variadas monografías sobre su papel al frente del BCE y sobre la creación del euro y su venturoso o confuso funcionamiento. Casi todos hicieron referencia a la preocupación del señor Duisenberg por el “Pacto de Estabilidad y Crecimiento” de la Unión Monetaria Europea (UME) y su obsesión por la estabilidad de precios, reprochándosele el que le importasen menos otras cuestiones macroeconómicas, cuales son el PIB, la distribución de la renta, el crecimiento económico, el nivel de empleo, la inversión en capital productivo y algunas más. Igualmente se le comparó con el Presidente del Sistema de Bancos de la Reserva Federal (FED) de los Estados Unidos, haciendo hincapié en que este último tiene un mayor liderazgo y da mejor información al público en temas económicos. Convendría matizar estos aspectos y a ello dedico este artículo.

Quisiera recordar lo que ha significado el euro, no sólo como moneda única, sino también como representación dineraria de la (UME). La puesta en marcha del euro supuso un verdadero trabajo de “encaje de bolillos” para adecuar las economías de los once países europeos que se integraron monetariamente en un principio. Para ello estuvo trabajando primeramente en el IME, antes de que éste pasara a ser el BCE. El BCE no es la única institución monetaria europea; está acompañada del Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) que lo forman los Bancos Centrales nacionales de cada país; el Consejo de Gobierno del BCE define las orientaciones generales de política monetaria y el Comité Ejecutivo se encarga de llevarlas a cabo. El BCE nació con un capital de cuatro mil millones de euros, que puede ser aumentado por decisión del Consejo de Gobierno. Y lo que resulta más importante, y que es conveniente saber, es que el BCE tiene un objetivo final claramente fijado, cual es “la estabilidad de precios”, para  lo  cual  dispone  de  una

 

Win Duisenberg

serie de instrumentos que permiten cumplirlo, consistentes, básicamente, en operaciones en mercados financieros. A partir de ahí su actuación debe guiarse por pautas naturales y coherentes, reflejo de una estrategia públicamente definida que proporcione información a los agentes económicos para la formación de sus expectativas sobre la inflación”. Esto es muy significativo porque al BCE se le suele comparar con el Consejo de Gobernadores de la (FDE) de los Estados Unidos, lo cual es bastante impreciso, ya que la FDE tiene como objetivo “la inflación, el crecimiento económico y los tipos de cambio del dólar”. Esta asimetría en cuanto a los objetivos de ambos es bueno que se conozca.

A veces la literatura económica y el periodismo de temas financieros hacen comparaciones indebidas entre el BCE y la FDE. Comparaciones que, como se suele decir en la sabiduría popular, suelen ser odiosas.

           Un abrazo a todos.

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