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AGUA DE LA ALCORAYA 

 

VICENTE RAMOS

 

Bien se comprende que  el ensayo de potabilizar aguas marinas mediante la máquina “Normandy” para saciar la sed de la población de Alicante en 1879-1881 no podía pasar de  ser una solución transitoria, por lo que, mientras bebían agua del mar purificada, los lucentinos se afanaban en hallar otra solución más eficiente. Y, así,  podemos recordar, entre otros, los intentos de traer agua de Villena, según contrato del Marqués de Remisa y Eleuterio Maisonnave, y, sobre todo, el proyecto que presentó José Carlos de Aguilera y Aguilera, Marqués  de Benalúa, convertido en realidad sin tardanza.

 El aristócrata, dueño de un manantial sito en la partida rural de La Alcoraya, solicitó -7 de mayo de 1880- y se le concedió  la autorización municipal para la traída de estas aguas.

El 10 de septiembre, Aguilera pide el apoyo de la municipalidad para la realización del proyectado viaje de las aguas, según planos de Pascual Pardo Gimeno, deseo que se le otorga el 17 del mismo mes.

En sesión del 28 de enero de 1881 el Ayuntamiento aprueba los planos de los jardines y quioscos-fuentes a instalar en las plazas de la Constitución, San Francisco y Quijano.

Construido el situado en la plaza de la Constitución con doce grifos, embellecido con jardín y dieciséis acacias, y habilitados dos depósitos con cabida de 350.000 litros cada uno, el nuevo servicio de agua potable se inauguró en la tarde del 8 de mayo: “El jardín – leemos en El Graduador del 10 de este mes-, limitado por una pequeña valla, forrada al exterior con tela, ostentando los colores nacionales, la profusión de escudos, banderas y gallardetes que adornaban la plaza, las autoridades y distinguidas personalidades invitadas al acto, el clero parroquial asistiendo con toda pompa a bendecir las aguas, según es costumbre en estos casos, y la música llenando los espacios con sus armoniosos acordes completaban  el magnífico cuadro”.

El alcalde, Carlos Chorro,  publicó un bando destacando que, si “el objeto de nuestras ansias se ha conseguido”, ello se debe al Marqués de Benalúa, a quien hay que demostrar “ahora y siempre  que no ha sembrado el bien en un pueblo ingrato”.

Dos días antes, el Concejo, “teniendo en consideración el patriotismo y desinterés de que ha dado  relevantes  pruebas  el  Sr. Don  José  Carlos de  Aguilera, Marqués de  Benalúa, realizando el

viaje de aguas potables de La Alcoraya a costa de inmensos sacrificios, acordó por unanimidad declararle Hijo Adoptivo de Alicante (y) que se pida para él al Gobierno de S.M. la Grandeza de España”.

Entre las muchas hojas volantes repartidas en la jubilosa tarde inaugural, una de ellas contenía los siguientes versos de Juan Vila y Blanco:

 

 Ten esperanza, Alicante,

 que no te abandona el cielo:

 de linfa clara, abundante,

       ves ondas ya de consuelo.

 

Plaza de La Constitución de Alicante donde se instaló,

en 1881,  la primera fuente de las aguas de La Alcoraya.

 

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