Como en toda carretera donde nos movemos, en autobús, coche o como peatones, hay que tener cierta precaución en nuestro “caminar cibernético”. Cuando nos “atrevemos” a dar un paseo por la calle, lo hacemos sin más porque asumimos los riesgos, mientras que cuando nos proponen dar un “paseo” por Internet nos asustamos y retrocedemos, es un miedo a lo desconocido, pero… ¿dónde está nuestra curiosidad?, si nos hubiésemos quedado así cuando nos dijeron de ir a la calle por primera vez, no habríamos salido nunca de casa.

         Casi todos nosotros hemos tocado un ordenador, aunque sea en el trabajo, o hemos estado cerca de alguno, y es allí donde se nos empezó a meter el miedo en el cuerpo, pues la información que manejábamos era “potencialmente peligrosa” … ¿y si paso mal el préstamo? ¿y si no anoto bien el apunte y descuadro? ¿y si no tecleo bien la instrucción…? ¿y si pierdo los datos?.... Pero ¿hemos pensado por un momento que ahora nos toca disfrutar de esos aparatos que nos traían de cabeza, sin aquella responsabilidad? Sí, ahora es el turno de andar sin miedo por la informática, ¡no podemos romper nada! Y si lo rompemos, carece de importancia, se arregla y seguimos.

         Tenemos un ordenador apagado, estorbando en la mesa de la sala de estar, diciéndonos que detrás de él hay un mundo por descubrir y … ¡no lo encendemos! Nos da miedo romper... perder ...  Nada, pues nada tiene.

         Ánimo, vamos a por él, que tiene muchas cosas para darnos; información, entretenimiento, comunicación. Cuántas veces nos apetece tener una conversación o resolver una duda, y no hay nadie cerca: ahora nuestro equipo nos ofrece una vía de comunicación con otros amigos, escribirles, hablarles y hasta verles sin salir de casa.

         Cuántas veces nos cuesta salir de casa porque hace frío  o llueve…, pues el ordenador nos ayuda a afrontar esos momentos de tiempo desapacible que nos aconseja quedarnos en casa: él nos muestra el mundo exterior.

         Cuántas veces hemos recorrido calles y calles en busca de información sobre un hobby, un viaje a realizar, etc.;  aquí está el PC: a través de Internet nos muestra un sinfín de posibilidades. Y por qué no, jugar, escribir (aunque sea para que corrija faltas de ortografía), ver fotos que en la pantalla son más grandes que en el papel.

         Esto no es subir un montículo, es escalar el Everest.... pero sin que nos cueste, ya que escalar el Everest con el ordenador se hace con “un clic”, y si nos perdemos, pues volvemos a empezar, que esto no cansa.

      Peligros... siempre hay, pero con un poco de precaución y sentido común, se evitan sin problemas, (antivirus actualizado, no dar nunca datos personales ni contestar correos (e-mail) que no conozcamos la procedencia), pensemos que igual que en la vida real, en el “mundo de Internet” nadie da duros a cuatro pesetas.

       No obstante, ninguna persona a quien he podido aconsejar y animar a entrar en este pequeño “gran mundo” se ha arrepentido. Y ha pasado a descubrir nuevas maneras de disfrutar, encontrar, aprender…y vivir.