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JOSÉ GUARDIOLA ORTIZ


Vicente Ramos 


         Nacido en Alicante el 19 de enero de 1872 y fallecido en la misma ciudad el 13 de julio de 1946, José Guardiola Ortiz fue una personalidad eminente, cuya huella perdurará a lo largo del tiempo.

        

         Abogado desde 1896, su nombre figura con luz propia ya en el foro – de magistrales se recuerdan sus defensas de Antonio Rico Cabot (1900) y de Juan Botella Asensi (1909)-, ya en la dirección de centros culturales –Comisión Provincial de Monumentos y Ateneo de Alicante- o bien en la gestión pública como concejal del Ayuntamiento lucentino, como Gobernador civil de la provincia de Valladolid (1931) o en función de Comisario Regio de Primera Enseñanza (1917).

 

         Asimismo, Guardiola Ortiz fue el primero en ocuparse biográfica y críticamente del insigne autor de Años y Leguas  en su libro Biografía íntima de Gabriel Miró (El hombre y su obra) (1935) y de ejemplar puede ser considerado su constante trabajo en pro de la “Caja de Ahorros y  Monte de Piedad de Alicante” desde su presidencia, especialmente entre los años 1923 y 1934.

 

         Sus ideales políticos pusiéronse de manifiesto hacia 1895, cuando Emilio Castelar disolvió su partido dejando el futuro del republicanismo posibilista al criterio de sus  correligionarios y admiradores.

 

         Dos años más tarde, Nicolás Salmerón habló a los alicantinos, y sus adictos, enfervorizados, enarbolaron la bandera del Partido Único Republicano o Fusionista. “Lo que importa –dijo  Salmerón- es ganar la República afirmando lo que tenemos de común, y, sobre esta base, con la consagración de todo lo que recibimos como legado, amparados por el régimen establecido por las leyes, pasar de la Monarquía a la República”.

 

         Y a esta tarea se entregaron muchos lucentinos, entre los más vehementes, José Guardiola Ortiz, a quien se le encomendó la honrosa misión de  fundar y dirigir el bisemanal El Republicano (1897-1901).

 

         “¿Quiénes somos? –leemos en el número  del 4 de marzo de 1897- Republicanos de todos matices, pertenecientes antes a las fracciones más distanciadas y a las más opuestas tendencias (...), los que, retirados de la vida activa de la política, esperaban nuevos rumbos que seguir, los que hoy dan comienzo a su carrera ingresando en un partido cuyo amplio credo llena por completo sus aficiones y creencias”.

 

         A partir de 1908, Guardiola luchó como paladín de Alejandro Lerroux; luego, tras el asesinato de Canalejas (12 de noviembre de 1912), se alzó como valedor de José Francos Rodríguez, y, más tarde, en el ocaso de la dictadura de Primo de Rivera, le vemos tejer alianzas con los radicales socialistas -Lorenzo Carbonell, Marcial Samper, Antonio Pérez Torreblanca, etc.- o simplemente radicales.

 

         Esta semblanza de José Guardiola Ortiz, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y del Centro de Cultura Valenciana, no puede cerrarse sin referirnos a su curiosa obra culinaria –Gastronomía alicantina, Conduchos de Navidad  y Platos de guerra  (dos Cuadernos)- y  a su elogio de la paella: ”Ver hacer una paella es asistir a la celebración de un culto extraño, de una religión desconocida. Rito que tiene sus sacrificios, sus sacerdotes o sacerdotisas, su liturgia y hasta su altar.”

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