El correo... Qué peligro
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F. Javier Miguel Fernández
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Hasta ahora consideraba el correo electrónico como una herramienta fundamental, de comunicación, de petición, de solución, de... Pero en este devenir de los tiempos, el correo se ha convertido además en un peligro, un arma de múltiples filos; nos bombardean con spam, nos intentan convencer de imposibles, intentan timarnos, etc. etc.
Aquí el penúltimo de los “filos” cortantes: La Ley de Protección de Datos Personales. Si, la Ley se convierte en defensa y en peligro, pues esta ley que está pensada para proteger nuestra intimidad, se convierte en enemigo nuestro por un descuido; veamos... salió en prensa y radio la noticia de la denuncia interpuesta por un usuario de correo que vio cómo su dirección e-mail era “publicada” con otro montón de direcciones en una campaña publicitaria. Hasta aquí bien. Pero pensemos... ¿Cuantos correos hemos enviado a múltiples amigos? Muchísimos, pero ¿qué pasa cuando uno de nuestros “amigos” reenvía este correo junto con todo el texto –incluidas nuestras direcciones– a otros “amigos” y así en forma de cadena a cientos... que ni conocemos ni son amigos ni ...? En fin, no pasa nada.... hasta que pasa.
Supongamos que alguien apunta estas direcciones y las usa con fines fraudulentos, comerciales, etc. Pues sí, eso es lo que acaba pasando y volvemos al párrafo primero, “...spam, phising, ingeniería social fraudulenta...” y el correo electrónico se vuelve a convertir en un peligro.
Pero ¿y si esa idea la usa un “amigo” para vender algo al resto...? pues incurre en infracción. Sí, comete un error que le puede acarrear multas de hasta 60.000€ por un despiste. (Ref. El País.com –Tecnología– Artículo publicado el 26/2/2007).
No obstante, usándolo con precaución, es algo que sigue siendo útil. Lo manejamos con bastante soltura, sustituye en gran medida al correo ordinario y agiliza los envíos de comunicados de solicitudes y reclamaciones, nos entretiene con los simpáticos envíos de fotos preciosas, de consejos sentimentales, de un montón de cosas que nos hacen pasar ratos más o menos divertidos.
La moraleja: usemos el correo, pero no olvidemos que es un elemento que viaja por Internet, que su uso debe ser cuidadoso, y sobre todo con la información personal y confidencial. ¡Viva la @!
Consejo: elimina y borra la información no necesaria antes de reenviar un correo electrónico.