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Vicente Esteve

   AL HABLA CON...

FERMÍN JUAN GILABERT


Durante la catalogación de los libros de nuestra biblioteca, he recibido, en varias ocasiones, la donación de ejemplares por el amigo Fermín. Aprovecho una de sus visitas y “boli” en ristre le espeto: - Queremos conocerte un poco más, ¡cuéntanos! A lo que responde:

 

- Pues nací en Alicante el 26 de diciembre de 1938 y estoy casado desde 1964 con Mercedes Navarro a quien conocí con 11 años en nuestro barrio. Nos reencontramos con 18 y ya se hizo formal nuestra relación, fruto de la cual tuvimos 3 hijos: Carlos, empleado en la CAM, que a los 16 años contrajo una enfermedad progresiva y ya tiene 40, y las hijas Begoña y Ana, dedicadas a la enseñanza, que nos han dado 5 nietos. Presumo de tener una cualidad muy peculiar, y es mi fidelidad. En todo. Sigo saliendo con los mismos amigos de mi juventud, llevo más de 40 años siendo socio del Hércules, llevo más de 40 en la empresa, voy más de 40 años a la misma peluquería y compro el mismo periódico, a pesar del cambio de tendencia, más de 40 años. Recuerdo que a pesar de la precariedad en la posguerra yo tuve una infancia feliz. Heredé la personalidad de mi padre, empleado en la Cafetería Ivory, que trabajaba 364 días al año, porque cerraban los bares un día. Pasé por la Escuela de Comercio, donde hice el Peritaje, con beca, y posteriormente, estando ya en la CAM, el Profesorado Mercantil. Por la amistad de mi padre, por su trabajo, con D. Antonio Ramos Carratalá, ingresé como becario en julio del 55 y a los cuatro meses, por oposición -con 16 años, saqué el nº 1-, como Auxiliar Administrativo. Mi vida laboral de más de cuatro décadas se resume en las siguientes cuatro etapas: 1ª, en el Dpto. de Contabilidad hasta el año 1963, durante la cual me incorporé al equipo de hockey que tenía la Caja, de la mano de Pepe Ferrándiz, que fue muy bonita y donde hice grandes amistades; 2ª, cuando se creó Proceso de Datos, y a nivel humano fue la mejor, porque se mezcló la juventud de unos con la experiencia de otros y formamos un gran equipo, la Caja apostó por la modernización y nuevas tecnologías, lo que hizo apasionante el  trabajo y a día de hoy seguimos manteniendo la relación a pesar de haber seguido cada uno por su camino; la 3ª fue cuando dejé la Central y me incorporé a la red de oficinas. Me ofrecieron la de la calle Sevilla, y durante 12 años estuve en ella pasando de ser una oficina mediana a figurar entre las 10 primeras de la Caja. El logro más importante fue conseguir la domiciliación de las nóminas de los trabajadores activos y pasivos de la fábrica de tabacos. Recuerdo que íbamos puesto por puesto de trabajo pagándoles en metálico; el esfuerzo fue bonito y mereció la pena, conocí a muchas personas y aún hoy sigo teniendo amistad con la mayor parte de ellas; y la 4ª etapa fue al incorporarme a la Dirección de Zona en Alicante como Jefe de Inversiones, ostentando diferentes cargos hasta que me nombraron Director de una de las zonas. La relación con clientes pasó a ser relación con compañeros, y por tanto disfruté de una nueva riqueza de trato personal.

 

En tan larga y diversa trayectoria habrás tenido infinidad de anécdotas, ¿nos cuentas alguna?

 

– Pues si, cuando me propusieron pasar a la red de oficinas tenía que nombrar a un sustituto para mi puesto. Nos reunimos todo el departamento en una comida, y allí les propuse que entre todos lo eligieran. Salió el que yo hubiese designado, pero fue elegido por sus compañeros.

 

En el año 1971 se celebraban elecciones a enlaces sindicales, y Emilio Galiana me animó a que me presentara; a 24 horas de cerrar las listas me decidí, y salí elegido. Se celebraron elecciones para Presidente y salí por el Sindicato Provincial de Ahorro, lo que me permitió relacionarme con compañeros de otras Cajas y adquirir riqueza de conocimientos. Tras cuatro años me pidieron que me presentara a la reelección, pero lo desestimé porque preferí  dedicarme por entero a mi profesión y dejar los temas sindicales.

 

Lo  mejor que puedo contarte es lo importantísimo que ha sido para mí el tener buenos compañeros en los equipos de  trabajo, y su calidad humana como personas. Siempre he tenido la suerte de estar rodeado de ellas y mantener su amistad.

 

Y de tu prejubilación y de la Asociación, ¿qué nos cuentas?

 

 – Pues que cuando me la propusieron, en el año 94-95, no entraba en mis planes, pero finalizando el periodo me planteé que dispondría de mayor tiempo para la familia, y con su beneplácito tomé la decisión de solicitarla, lo que supuso una enorme sorpresa entre mis compañeros y superiores, pues contaban con mi continuidad. A día de hoy sigo considerando que mi decisión fue acertada.

 

Con 56 años me resistí, equivocadamente, a afiliarme a la Asociación, y cuando tuve más libertad me animaron Pepe Barberá y Antonio Gosálbez a que pasara y conociera en profundidad su funcionamiento y la labor de todos los que la hacen posible. Tengo impulsos de involucrarme más pero todavía algunos compromisos me lo impiden. Cuando me desligue de ellos me incorporaré plenamente para aportar mi granito de arena.

 

Y de aficiones ¿cómo andamos?

 

– Son muchas y variadas, te cuento: me encanta el teatro, el cine de cualquier género, cómico, policial y el bueno del oeste americano, y sobre todo la literatura. Entre los 15 y los 30 años leía todo lo que caía en mis manos, empezando por novelas y acabando con los clásicos; mi favorito es Shakespeare. Como entretenimiento leo a Ágatha Christie, y el género teatral, tanto el clásico como el vodevil de Mihura, Jardiel Poncela (siempre con muchos personajes), me divierte. La pintura clásica me atrae aún sin tener conocimientos específicos. De deportes el fútbol, y de música, no sé si les pasa a todos los mayores, pero yo me quedo con la de los años 60 y 70. Me gusta viajar y he estado en New York, Canadá, Italia, París y ciudades españolas. No me has preguntado por la salud, pero te diré que, excepto mi pastillita diaria por la próstata, del resto, “bien, gracias”.

 

Hombre, eso venía ahora, pero bueno dime ¿qué enfoque le has dado a tu tiempo libre?

 

– Ya te he comentado la dedicación a la familia, y me ofrecí a colaborar con Alicante Acoge a través de las amistades que allí tenía, y durante 12 años he pasado desde patrono a tesorero y actualmente les llevo la contabilidad. Además  juego algo al golf con el compañero Baldomero Santana.

 

Como intuyo que muy pronto estarás involucrado en la Asociación ¿cuál es tu punto de vista sobre su funcionamiento?

 

– Pues observo en Jubicam un crecimiento en progresión geométrica muy complejo, en que habrá que mejorar algunas cosas, como la dispersión geográfica. Alicante y su entorno desarrollan actividades que los socios más alejados no disfrutan, y, si son suficientes en número, habría que descentralizar ciertos actos. Desconozco si hacen sus propias acciones, si existe personal comprometido, etc. Para mí, los Foros de Debate corren el peligro, por el compromiso de hacer uno mensual, de que baje la audiencia y repercuta en el propio ponente al no encontrarse suficientemente arropado. Se me ocurren las preguntas: ¿Se podría trasladar a otras localidades? ¿Lo solicitan?

 

 

¿Y sobre la Asociación Voluntarios CAM?

 

– Pues decirte que la conozco por la información recibida, y si no he participado es porque soy voluntario más de 40 años en otras facetas como colaborar con Cáritas, cursillos pre-matrimoniales, formación de jóvenes y adultos, asociaciones seglares, etc., pues mis 24 horas del día se repartían en trabajo, familia y dedicación voluntaria activa a la sociedad, casi siempre acompañado por mi esposa en estas labores de voluntariado.

 

Para terminar, me gustaría conocer tu opinión sobre las masivas prejubilaciones.

 

– Lo tengo muy claro, creo que se hacen por motivos económicos y de modernización de plantillas, tanto en la CAM como en otras entidades, pero se pierden unos activos muy importantes por sus conocimientos y experiencia.

 

Eso ocurrió cuando se prejubiló nuestro entrevistado. Gracias, Fermín.

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