¡Ay, Cuenca! ¡querida Cuenca!
Desde lo alto de tus rocas adivino
grandes caballeros, heroicas gestas
recorriendo, polvorientos, los caminos.
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¡Ay, Cuenca! Casas Colgantes,
baluartes que miran hacia el río.
Cuna, que fue, de mil infantes,
caballeros en eterno desafío.
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¡Ay, Cuenca! Ciudad Encantada,
Entre tus peñas y pinos
de mi mano va mi amada;
recorro a pie los caminos.
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¡Ay, Cuenca! Serena y soñada,
entre piedras vigilantes;
como por hadas creada
entre Castilla y Levante.
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¡Ay, Cuenca! Reposo de mi sueños,
andando voy por tus riscos
de los que me siento tan amo
como el Tajo, que es tu río.
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¡Ay, Cuenca! Medieval y señora,
entre tus puertas admito
que nunca, antes ni ahora,
me sentí extraño contigo.
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