Índice de Documentos > Boletines > Boletín Octubre 2008
 

     INVERSIÓN    


Francisco L. Navarro 


     Los seres humanos somos extremadamente volubles y pasamos buena parte de nuestra vida deseando lo que no tenemos, haciendo caso omiso de cuanto tenemos y añorándolo cuando lo hemos perdido.

 

     Así, la vida se convierte en una sucesión ininterrumpida de ansiedades, que nos impide disfrutar plenamente de las preciosas, aunque quizá escasas, oportunidades de apreciar la enormidad de cosas –en su mayor parte sencillas– que pueden convertir el más nublado de los días en uno maravilloso y luminoso.

 

     La mayoría de los que leemos el Boletín hemos tenido oportunidades, experiencias, fracasos, éxitos… un sin fin de incidencias que han podido convertir nuestra vida en ese día luminoso, y si así no ha sucedido aún, tal vez todavía tengamos tiempo de lograrlo, porque si el rosal nos deleita con sus bellas y aromáticas flores, no es menos cierto que debemos cuidarnos de sus espinas y ¿acaso la vida no es un espinoso camino?

 

     No pocas veces he sufrido en mi jardín el doloroso y punzante efecto de las espinas de un precioso árbol. No pocas, también, he sentido la irresistible tentación de talarlo para librarme de este inconveniente, pero cada vez que veo sus florecillas amarillas, cuando sus pétalos caen y alfombran mi paso, ya no pienso en el dolor de las heridas, y cuando los pajarillos buscan  cobijo en sus ramas me siento feliz, porque a cambio de mi renuncia recibiré los alegres gorjeos que quizá alivien algún duro momento de tristeza o soledad.

 

     Si nos paramos a pensarlo, tengamos la edad que tengamos, manejamos nuestra vida igual que hacen los niños con los regalos: en los días señalados (Reyes, cumpleaños, etc.) van abriendo las cajas con ilusión decreciente y, por último, algunos regalos se quedan hasta con el envoltorio del comercio sin quitar. Y en la guardería le quitan el chupete o el osito al compañero de al lado, pero no hay manera de que presten su juguete favorito.

 

Los seres humanos pasamos buena parte de nuestra vida deseando lo que no tenemos y haciendo caso omiso de cuanto tenemos.

 

     Deseos, insatisfacciones, ambición… ¿nos hemos parado a pensar seriamente qué es lo que hemos hecho con nuestras vidas?

 

     Si nuestra pareja es, simplemente, la lavandera o quien trae el dinero a casa, si nuestros amigos sólo son alguien con quien ir al cine o de copas, si nuestros hijos son una carga… ¿no será que les hemos dado tan poco que no podemos recibir mejor pago?

 

     Convendría aplicar a nuestras vidas los conceptos aprendidos en el trabajo cuando hablábamos de inversiones: Seguridad, Rentabilidad, Liquidez, y así solamente aceptaríamos y actuaríamos buscando lo que es rentable: el amor verdadero, la amistad sincera, el objeto que realmente necesitamos.

 

     Con este criterio, esto es únicamente lo que nos puede dar la seguridad de satisfacer nuestras necesidades de modo permanente e inmediato, con lo que tenemos garantizada la liquidez de nuestra inversión.

 

     Y, mientras escribo esto (médico, cúrate a ti mismo) voy pensando si, realmente, he planeado adecuadamente mis inversiones para obtener el mejor rendimiento posible.

Volver