Índice de Documentos > Boletines > Boletín Octubre 2008
 


Toni Gil

El día de los abuelos


Apenas un par de días después de que una de mis hijas nos haya dado la primera nieta, me encuentro con la sorpresa de que hay una propuesta de institucionalizar el Día Mundial de los Abuelos. No sé si queda algún día libre al cabo del año en el que no se celebre nada en absoluto, en todo caso parece que en Valencia se llegaron a reunir el sábado 26 de julio  -festividad de San Joaquín y Santa Ana- nosecuantos miles de abuelos para celebrar una fiesta.

 

Y como soy de los que apenas necesita la menor excusa para montar una barbacoa, o el argumento más trivial para hacer un arroz con conejo (eso sí, he de buscar hueco en la agenda), pues no puedo oponer nada a ese tipo de convocatorias lúdicas, siempre y cuando no se solapen oscuros intereses políticos.

 

No obstante, creo que es preciso definir previamente el concepto de “abuelo”. Conozco casos en que los nietos llaman a los padres de su progenitor o progenitora por su nombre pila, sencillamente. Desde aquel cariñoso “abu”, o yayo –término hoy día ya recogido en el diccionario de la RAE-, y otros localismos lingüísticos, hasta, en otros casos, y debido al oficio de “canguro” casi permanente que algunos ejercen, los abuelos son llamados papi y mami, y los padres papá y mamá, para diferenciar.

 

La susodicha RAE incluye conceptos tales como persona anciana o antepasado al referirse al vocablo “abuelo”. Así las cosas, cuando el otro día en una emisora informaron que “cuatro ancianos de unos 60 años han sufrido un accidente mortal de circulación en …”, ya no supe si realmente tenían la categoría social de abuelos (yo tengo 62 y lo he sido hace un par de meses) o simplemente de sesentones. Y eso que a mí me encantan palabras como anciano, viejo, longevo, senior, veterano, emérito... aunque no otras, siempre que se utilicen en un contexto de respeto y de coherencia textual.

 

Sin embargo, es frecuente percibir, en la misma sección de sucesos, que “dos jóvenes de 32 y 34 años sufrieron ayer un accidente de moto …”,o “un joven parapentista se estrelló en el cabo de Santa Pola…” (¡y tenía 40 años!), de forma que el periodo de la “adultez” parece circunscribirse a la franja de los 40 a los 60: antes eres joven y después anciano, carroza, canica…

 

Así que ando ahora decidiendo si quiero que mi nieta me llame “abuelo Toni”, porque a mi hijo supongo que le llamará  “tío Toni”, o cualquier otra acepción que sea fruto de su magín. Ya os contaré.

 

toni.gil@ono.com

Volver