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 XXXI FORO DE DEBATE
CONSTRUIR JUNTOS UN FUTURO COMÚN
(por Pascual Bosque)

Pascual Bosque

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      Después de oír al sociólogo Luís Díe Olmos en este Foro de Octubre, hemos de concluir con un cierto asombro que en este tan cacareado mundo de la información estamos bastante desinformados sobre un tema tan cotidiano como es la inmigración. Magrebíes, subsaharianos, latinoamericanos y europeos del este figuran habitualmente en los titulares de los medios, y todo lo que queda en la memoria colectiva es una mescolanza de imágenes, impresiones y palabras sin referencias minímamente coherentes al fondo, a la raíz y las consecuencias últimas de un fenómeno que es tan ineluctable como una fuerza de la naturaleza, pero, ante todo, humano, dramáticamente humano siempre, y muy especialmente cuando las motivaciones son tan acuciantes que hombres, mujeres, y hasta niños arrostran tremendos peligros (10.000 muertos al año señalan las estadísticas) para alcanzar lo que estiman como su salvación. 

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     Luís Díe venía cargado de datos y estadísticas, pero también y fundamentalmente, de razones, análisis y estudios; venía cargado de porqués. Él es sociólogo, y como tal, abrió ante nosotros un panorama claro y muy elocuente de la realidad.

 

     Comenzó por lo que más espacio de la prensa diaria y los demás medios ocupa: la emigración de países africanos, o incluso asiáticos, generalmente muy lejanos; gentes hacinadas en cayucos afrontando largas travesías en un mar frecuentemente hostil (mencionó Sierra Leona, con las corrientes y vientos en contra en gran parte del trayecto); conflictos armados y desastres naturales que afectan a millones de personas; países en que la esperanza de vida es de 58 años, que carecen de energía eléctrica y en los que el trabajo infantil está  generalizado. Y el ponente dejó en el aire una pregunta: ¿qué haríamos nosotros?

 

El sociólogo Luís Díe Olmos      Pero lo más sorprendente es que los que llegan a España por esos medios suponen solamente un 5%; el 85% entran por la red de aeropuertos y el resto a través de los Pirineos. Unos y otros generan una percepción bastante negativa en la sociedad, con matices xenófobos y racistas. Es, nos dice Luís, como si de los italianos nos dijeran únicamente las fechorías de la mafia; generalizaciones tan falsas como injustas.

 

     El aspecto positivo, real, que economistas y sociólogos dan a conocer sin mucho éxito de público, es que los inmigrantes están cubriendo un espacio muy importante en nuestra economía, hasta el punto de que si en un momento salieran (solamente) los inmigrantes ilegales, el problema sería de dimensiones desmesuradas.

 

     Lo cierto es que el mundo está entrando, o está ya, en una era de mestizaje cultural en el que hay que compartir capacidades y valores. Ha llegado el tiempo en que nos necesitamos todos, y asumir esta realidad es la actitud más inteligente que cualquier pueblo, más o menos desarrollado, puede adoptar. Una integración abierta y responsable constituiría la base más firme y realista para, como reza el título de la exposición de Luís Díe Olmos, construir juntos un futuro común.

 

     Los asistentes participaron en un animado coloquio en el que se suscitaron casos y puntualizaciones muy interesantes.

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