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Vicente Esteve

   AL HABLA CON...
ANTONIO SÁNCHEZ FAJARDO
(por Vicente Esteve)


Con tan solo 10 años me fui con mis tíos que vivían en La Roda (Albacete) para trabajar en el Restaurante “Molina”, muy conocido y frecuentado por todos los que se dirigían en coche de Alicante a Madrid y viceversa. No cobraba sueldo y mis ganancias se reducían a las propinas que me ganaba, por lo que tuve que ser “avispado” y atender bien a los que consideraba que serían generosos. Fue duro, porque la jornada laboral era desde la mañana hasta la noche, aunque me las apañaba para tener algunos ratos de descanso sin que se enteraran los jefes para no sufrir sus broncas. Por allí, recuerdo, pasaba gente famosa como Antoñita Moreno o Carmen Sevilla, toreros, artistas, etc. que dejaban sus fotos firmadas y dedicadas para que las colgasen en el local.

 

Y un bendito día apareció por allí un señor que se llamaba D. Antonio Ramos; quiso ir al aseo y adelantándome le ofrecí una toalla limpia y le abrí el de señoras, que estaba más limpio. No me falló la intuición, y me dio una propina de cinco pesetas, de las de antes. Esta acción se repitió algunas veces más, e incluso cuando pasaba su chofer, Virgilio, e iba solo, me decía:   - De parte de D. Antonio, y me daba el duro.

 

Don Antonio Ramos prometió preocuparse por mí, y con 14 años, sin estudios de ninguna clase, me llevó a Alicante de botones y me ofreció una vivienda de las que inauguró la Caja en la Sagrada Familia, en el barrio El Plá. Imagínate lo agradecido que le estoy a esta persona que cambió la vida de toda mi familia. Bueno, ya te he contado algo que siempre he deseado: hacer público mi reconocimiento a esta excelente persona. Ahora, pregunta.

 

Pregunto. ¿Dónde naciste?

– Soy de Las Navas de Arriba (Albacete) y allí estuve con mis padres desde el día que nací, 12 de mayo de 1944, hasta que, a los 10 años me fui, como antes te he dicho, con mis tíos a La Roda. De pequeño me llevaba mi madre con ella a casa de los señoritos, una finca de labranza en la que trabajaba, y volvíamos por la noche. Soy el mayor  de cuatro hermanos;  me  seguía Fernando, fallecido, que fue delegado de oficinas en la CAM; luego están, en activo en la CAM, María Teresa, en el departamento de personal, y la pequeña Pepa, que ya nació en Alicante, que está en el departamento CAU.

 

Tu paso por la CAM ¿cómo ha sido?

– Pues no precisamente un camino de rosas, tuve que prepararme fuera del horario laboral y recibir clases privadas de un profesor mercantil. Me saqué, ya de casado, el título de Graduado Escolar, y, en la escuela profesional, el de Mando Intermedio. Estuve unos años, que fueron muy interesantes, con Tonico y Juan en Central, y llevaba, a mano, el libro de control del material de almacén que suministrábamos a las oficinas y la gestión de stocks. Luego pasé a la segunda planta, atendiendo a los jefes y secretarias. De aquí, con veinte años, fui a oficinas y pasé por la calle Sevilla, con Luís Misó; de aquí a la del edificio junto a la iglesia de Los Ángeles, con Jaime Ríos de director, y cuando el compañero que atendía el dispensario que la Caja tenía al lado de la Oficina cerraba, a las 12, venía a ayudarnos; fui como interventor a la oficina de la calle Venezuela; me ofrecieron, como Director, la de la calle Pinoso, que era pequeñita y allí tuve un buen equipo, pues me llevé a José Antonio Villanueva y luego vinieron Mª José Gisbert, Juana Mª y Victoria. Guardo gratísimos recuerdos de todos ellos y juntos hicimos que la Oficina se quedara pequeña, y nos tuvimos que trasladar a otro edificio. Finalmente, en el año 97 fui de apoderado a Pío XII, y allí, en el 2000, con 42 años de servicio y 56 recién cumplidos, me vino la prejubilación.

 

Y tu paso por la vida ¿ha sido igual?

– Pues no. Aquí sí puedo decir que me salió más de un ángel en el camino y me la han hecho de color rosa. Lo que no pude disfrutar al principio lo estoy consiguiendo al final.

 

Me casé en mayo de 1970 con la alicantina Reme Pacheco, a la que conocí haciendo deporte ya que ambos practicábamos el hockey-sala. Con este deporte recorrí toda España, porque participé  en  muchos campeonatos y conseguí siete títulos. Estuve 14 años en el equipo de Montemar, y mi primer viaje, como juvenil, fue a Bilbao, experimenté una sensación maravillosa que todavía guardo en mi recuerdo. Después de un tiempo de relación como buenos amigos con Reme, surgió el flechazo, con la mili por medio, lo que nos “obligó” a la carta diaria. El 1 de abril del 71 nació nuestro primer hijo, Carlos, que con la ayuda para estudios de la CAM fue al Liceo Francés y estudió Turismo, pasó por la hostelería (Trip, Meliá en Mallorca, Trujillo, Madrid) y actualmente trabaja para una multinacional de catering en Alicante. El 3 de agosto del 75 nació nuestro segundo hijo, Pablo, que es Diplomado en Ciencias Empresariales y empezó trabajando en empresas participadas de la CAM para finalmente pasar a la plantilla en la oficina internacional de Torrevieja y actualmente en la de Guardamar.

 

Me ha gustado siempre el deporte y he podido practicar tenis, frontón con pelota de goma y pala, paddel, y, desde que me prejubilé, me hice socio del gimnasio Aliesport y dedico un par de horas, de lunes a jueves, a hacer bicicleta estática, cinta, estiramientos, etc. para mantener el tipo.

 

En casa ayudo en algunas tareas, utilizo el ordenador para trabajos concretos y me gusta la lectura, especialmente los libros de Historia de la época medieval. Mi pasión por la música me ha llevado a coleccionar durante 40 años infinidad de casettes de todo tipo, desde Juan Pardo y Camilo Sexto, a Mike Oldfield. He cambiado de intérpretes, pero no de estilo. Son canciones que  dicen algo, con sentimiento y melodía. Esta “locura” se la he transmitido a mis hijos. Ah, mi gran afición, que no llegó a cuajar, era cantar. Llegué a escaparme del bar para ir a cantar a radio La Roda, y allí me grabaron. Sin decir nada a mis tíos fui una tarde al circo porque me enteré que pedían voluntarios para cantar, y me regalaron un tractor de juguete por mi actuación. De haber seguido, podía haber sido otro Antonio Molina, pero eran tiempos difíciles.

 

Fuera de casa ¿en qué pasas el tiempo?

– Siempre digo que desde mi prejubilación he podido recuperar el tiempo de que no dispuse de pequeño. Hacemos viajes y excursiones con el Imserso, hemos estado 15 días en Palma, y últimamente con JubiCAM en Londres y Escocia. Como tengo pasión por el cine, suelo asistir con frecuencia a los estrenos, y también dedico algunas tardes a pasear y de tiendas con la señora. Llevo dos años estudiando inglés en la escuela de formación de adultos, en el barrio del Plá. Como ya te he dicho, las mañanas las ocupo en el gimnasio, y como mis hijos todavía están en casa siempre les echo alguna mano en gestiones que me encomiendan. Conservamos las amistades de siempre, pero algunos amigos ya tienen nietos y les condicionan, cosa que a nosotros todavía no nos afecta. Compro diariamente la prensa y hay días que a media tarde todavía no he podido leerla. Y dicen que hay jubilados que no saben qué hacer. En cuanto rescate parte del  plan de pensiones, el próximo año, nos vamos a un buen viaje toda la familia.

 

Como va quedando poco espacio ¿Qué más quieres decirnos?

– Muchas cosas, pero sobre todo agradecer la publicación del Boletín ya que gracias a él estamos informados los que no podemos pasar con frecuencia por la Asociación. Y gracias a los que programan actividades, enhorabuena y  “chapeau” para ellos.

 

Se quedan sin cabida, por falta de espacio, otras vivencias y opiniones de Antonio, pero quiero decirle yo a él: empezaste con una historia muy bonita, y nada mejor que acabar con una frase hecha que puede aplicarse a tu vida “Ser agradecidos es de bien nacidos”.

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