Hace 400 años que Galileo Galilei miró por primera vez al cielo con un telescopio.

     Este año ha sido declarado AÑO INTERNACIONAL DE LA ASTRONOMÍA.

     Para una persona como yo, que cuando se encuentra con los amigos por la calle lo primero que le dicen es: “!Hola Juanvi¡ ¿Como van las estrellas?”, este evento supone un doble reto: primero, aprovechar la ocasión y divulgar la buena noticia, y segundo hacer una reflexión sobre todo lo que me ha dado esta maravillosa afición, a la que, lo confieso, soy adicto casi patológicamente.

     Para responder a estos retos, empiezo con este artículo, invitándoos a que participéis de las actividades que se han organizado en todo el mundo para celebrar el evento. En Internet podréis informaros de las múltiples conferencias, observaciones astronómicas públicas, actos y celebraciones que tendrán lugar con este motivo. Todos los países han creado comités encargados de organizar en su territorio estas actividades.

     En España  se ha habilitado este portal, www.astronomia2009.es  para consultar todas las actividades que se realicen. Os invito a visitarlo.

     En cuanto al segundo reto os puedo decir que mi afición, iniciada a finales de los años 70, me llevó con el apoyo de nuestra Caja, a crear dentro del seno de la Obra Social los Planetarios Escolares, el Aula de Astronomía y el Observatorio del CEMA “Los Molinos”, y a continuación a fundar y dirigir el Circulo Astronómico Mediterráneo, en el que se integran más de 15 agrupaciones de Astrónomos aficionados. Posteriormente diseñé y  puse en marcha el Observatorio Móvil que va itinerando por todo el territorio nacional.

     Todos me consideraban un privilegiado por poder trabajar en lo que me gustaba y así ha sido, pero yo siempre he dicho que la inteligencia del que dirige una empresa es poner al frente de los problemas al que mejor pueda resolverlos sin quemarse.

     Yo no me he quemado, sino que me he beneficiado humanamente. Ahora, después de 30 años de actividad, habiendo dado cientos de clases, talleres y conferencias, asistiendo a congresos en España y en América, viajando a Bolivia para ver un Eclipse Total de Sol, y otras muchas actividades, me encuentro con la satisfacción de haber sido admitido en la Sociedad Española de Astronomía y nombrado Académico Correspondiente de la Academia de Ciencias e Ingenierías de Lanzarote. Y he visto como se han instalado más de veinte ejemplares de mi Reloj de Sol por toda España.

     Además, si tiene uno la satisfacción de leer en los periódicos, como ha ocurrido estos días, que una persona que entró como becaria en el Observatorio de Los Molinos y a la que uno le enseñó a reconocer las constelaciones y a manejar el telescopio, ahora ya es doctora en Astrofísica, ha descubierto un cúmulo estelar al que ha bautizado con el nombre de Alicante, a uno le da la sensación de que en alguna medida la Obra Social de la Entidad acertó cuando confió en mí.

     En resumen… no me puedo quejar.

    Pero todo esto no es nada comparado con la experiencia, si se quiere espiritual, que se experimenta cuando descubres que tienes capacidad para entender algo de ese Universo en el que vivimos, a pesar de lo inmenso y complejo que es en relación con nosotros.

Y lo bueno es que esta capacidad la tenemos todos a poco que tengamos una pizca de curiosidad y nos dejemos maravillar por los anillos de Saturno, los cráteres de la Luna, las estrellas que nacen en el interior de la nebulosa de Orión o los anillos de gas coloreados que dejan las estrellas cuando mueren al terminar su ciclo en el que, durante miles de millones de años, se han dedicado a fabricar la materia de la que estamos hechos todos nosotros.

     Porque, simplemente, así se despierta la curiosidad que te va invadiendo y hace que cada vez quieras saber más, y te preguntes qué son esos fenómeos y cómo funcionan, pero, sobre todo, qué relación tienen contigo mismo.

     Es así de fácil; primero vas a escuchar charlas y conferencias sobre Astronomía o vas con los aficionados a hacer alguna observación con sus telescopios. Te va picando el gusanillo y te compras alguna guía de campo para reconocer el cielo o un disco buscador de estrellas, luego te haces con unos prismáticos o un pequeño telescopio, y por fin te apuntas a una Agrupación de Astronomía donde encuentras gente con esas mismas inquietudes que te ayuda a poner tu telescopio en estación, o te aconseja sobre libros de divulgación o programas informáticos que simulan el cielo, etc.

     Por eso os invito a que aprovechéis la ocasión del “2009 Año Internacional de la Astronomía” y os acerquéis algún viernes por el local de Jubicam donde nos reunimos, de 7 a 9 de la tarde, y donde damos charlas o vemos videos y, sobre todo, hablamos mucho del Universo. Allí seréis bien recibidos por la Agrupación Astronómica de Alicante.

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     Os esperamos.