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EL ALMIRANTE GUILLÉN
(por Vicente Ramos)

Vicente Ramos

 

     Por hado entiende la Academia Española “una fuerza desconocida que, según algunos, obra irresistiblemente sobre los dioses, los hombres y los sucesos”. Este destino singulariza sin duda alguna la vida de Julio Guillén Tato, hijo del pintor Heliodoro Guillén Pedemonti (Alicante, 1863- 1940), nacido en el ático de la casa número 41 -entonces- de la calle San Fernando el 5 de agosto de 1897, festividad de la Virgen del Remedio, patrona de la ciudad, y horas después del descubrimiento en Elche de su famosísima Dama, a la que, por este hecho, consideró “germana bessona”, es decir,“hermana gemela”.

 

     He aquí las dos propiedades esenciales y primeras del fatum de Julio Guillén dicho en lengua valenciana por él mismo: “heus ací un home tan alacantí que més no podría serho”.

 

Julio Guillén Tato     La tercera se vislumbra, siendo niño, como alumno del Collège de l’ Alliance Francaise, sito en la calle Jorge Juan, nombre ilustre, determinante tanto de la profesión como de su quehacer intelectual.

 

     En efecto, hallándose el gran escultor Vicente Bañuls trabajando en su monumento a Jorge Juan por encargo de la ciudad de Novelda (1912), Heliodoro Guillén encomendó al escultor la empresa de enseñar a su hijo Julio las artes del dibujo y del modelado, magisterio que decidió su futuro: en vez de arquitecto, sería marino.

 

     Por añadidura, el amor a la tierra nativa fue en Guillén, más que una constante, un factor entitativo de su rica personalidad. “Yo soy valenciano por región, pero alicantino de pura cepa” declaró a Información el 20 de abril de 1967, cuya exégesis la encontramos en una anécdota relativa a su primer viaje a Hispanoamérica en 1946: tras disertar en Quito sobre Novelda y Jorge Juan, sobrevolando las cumbres andinas, gritó inconteniblemente que “Alicante es la millor terra del mon”.

 

     Guillén solía llamar a esta provincia “Alacant etern”, por lo que su vivencia de lo alicantino sobresalió en grado similar a como aparece en sus paisanos Altamira, Miró o Figueras Pacheco.

 

     Recordemos: del primero, “Cuanto hago recae en la cuna de mis sentimientos”; del segundo, “Yo no sé si será esta tierra la mejor del mundo (...), pero no la trocaríamos por la más abundante”; del tercero, “Mi santuario es España (...), pero en el lugar preferido, en el altar mayor, está Alicante”.

 

     Estudioso, Julio Guillén destacó como biógrafo, cartólogo, historiador y lexicógrafo.

 

     Por tales vida y obra, cosechó abundantes y preciados honores como, por ejemplo: Comandante de la carabela Santa María (1929), Medalla Aérea Individual (1932), director del Museo Naval (1933), capitán de fragata (1941), director del Instituto Histórico de Marina (1942), ingresa en el Instituto de España y en la Real Academia de la Historia (1943), director del Archivo General de Marina y Museo Álvaro de Bazán (1949), Contralmirante (1959), Gran Cruz de Isabel la Católica (1961), ingresa en la Real Academia Española (1963), miembro de la Hispanic Society of América (1963), Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil (1972), etc.

 

     Julio Guillén Tato falleció en Madrid el 27 de noviembre de 1972. Al día siguiente, sus restos mortales fueron inhumados en el cementerio de Alicante.

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