Tan solo unas pocas cenizas
que, apenas, manchan el suelo,
son el vestigio que queda
de monumentos y anhelos,
de un año de esfuerzo y lucha
que ha devorado el fuego.
Atrás quedan ilusiones
que hasta el cielo se elevaron,
con las pavesas y guiños
de llamas que devoraron
entre fuegos de artificios
cartones, maderas y sueños.
Una fantasmal presencia
de llamas, de humo y de fuegos
coloreó las fachadas,
las casas, el agua del puerto,
lamiendo esculturas y letras,
derribando monumentos.
Lágrimas que en las mejillas
de una Reina aparecieron
pusieron la nota triste
en la alegría del fuego.
¡ Adiós barracas y Hogueras !
¡ Empezad un año nuevo !