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PRESUNCIÓN DE INOCENCIA
(por Francisco L. Navarro Albert)
 

   

    Según algunos medios de comunicación, en determinados países de la Unión Europea se estudia la aplicación de un impuesto ecológico sobre cada vaca. Se aduce la razón de que estos provechosos y simpáticos animales emiten a la atmósfera por medio de eructos y flatulencias grandes cantidades de metano, de tal manera que en alguno de dichos países superan las de CO2  culpables del cambio climático a través del denominado “efecto invernadero”.

 

    Las mismas fuentes abundan en que es superior su influencia en el cambio climático que la atribuida a los automóviles.

 

    Como en estos estudios no se cita en ningún momento cual es la utilidad de las vacas, pensando, pensando he logrado llegar a los filetes, la leche, cuero para el calzado, utilización de los excrementos para obtención de abono y biogas… Aquí me he parado, porque para mí es suficiente.

   

    Cuando se llega a estas situaciones en que hay que pensar los pros y contras de las cosas uno va atando cabos y ahora comprende por qué en alguna ciudad han distribuido por las calles reproducciones de vacas a tamaño natural pintadas con diversos colores. ¿Tal vez  porque dentro de no mucho tiempo esta forma será la única de verlas, además de en los documentales de National Geographic?

 

    Ante estos atentados contra la vaca, algunos ganaderos amenazan con trasladar sus granjas a América del Sur. Total, peor de lo que están en algunos de esos países… Hasta ahora tienen: paramilitares, rapto expres, carteles de la coca… así que un poco de efecto invernadero no les va a agravar mucho la situación. Aunque me temo que el resultado puede no ser bueno, sobre todo para las vacas,  porque ¿y si les da por meterse a pastar en las plantaciones de coca?

   

    El caso es que las pobres vacas son las culpables de muchas cosas últimamente: enfermedad de las vacas locas, emisión de metano… y parece que  aquí ya no hay presunción de inocencia, pues -según dicen- se trata de hechos probados; así pues, rezo porque no descubran sus detractores que la fabada asturiana tiene también un potencial enorme de emisión de metano, porque sería muy duro  para más de uno cambiar de menú, so pena de ser tachado de “contaminador ambiental”.      

   

    Y, en cuanto al coche, ¿es una fuente potencial de proteínas y merece conservarse a costa de las vacas? Veamos: tiene a su favor que es capaz de transportar a varias personas a la vez, cosa muy discutible de hacer a lomos de una vaca. ¿Qué tiene en contra? Aún no he leído ningún artículo que hable del potencial uso del automóvil como fuente de proteínas, aunque tal vez el modelo de Charlie Chaplin degustando unas exquisitas botas claveteadas en “La quimera del oro” pueda servirnos de referencia.

            

    Todo se andará.

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