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Manuel Gisbert Orozco

 

LA PANDEMIA QUE NOS ATACA

 

(por Manuel Gisbert Orozco)


     Ya tenemos la gripe aquí. Un gripe un tanto especial que ataca en verano y no en invierno como sería lo usual.

     No es la gripe aviar pero sí la porcina, la cuestión es echarle la culpa al primer animal que pase por delante. A usted posiblemente le de igual que la gripe tenga un origen aviar o porcino. Pero ojo al dato que no es lo mismo.

     La gripe aviar es una excepción: muy baja transmisión, pero una elevada mortalidad. La gripe porcina se comporta como la gripe estacional, es decir que se contagia mucho pero su mortalidad es muy baja.

     Antes, que posiblemente no sabían este dato, la llamaban según su procedencia. Yo recuerdo la que llamábamos gripe asiática, de entrañable recuerdo en nuestros años mozos y la que llamaron, mucho antes de que naciésemos nosotros, gripe española, aunque los españoles no tuviésemos ninguna culpa.

     La gripe tiene un origen viral y por lo tanto un tratamiento muy problemático. Sus virus pertenecen a la ilustre familia de los Orthomyxoviridae y su origen desde luego no es hispano.

     La mal llamada gripe española que asoló Europa en los años 1918 y que en un par de años causó la muerte de más de cincuenta millones de personas, la mayoría debilitadas por las penurias ocasionadas por la gran guerra, era de origen aviar y se inició en Kansas.

     Entró en Francia, de donde se propagó, en los pulmones de los soldados americanos que desembarcaron en Europa para combatir en la primera  guerra mundial. El hecho de que fuese la prensa española, ajena al conflicto y por lo tanto a la censura, la primera en informar extensamente de la enfermedad, sirvió para que le endosasen el sambenito y bautizasen con el nombre de española la gripe más devastadora de la historia.

     Por suerte el virus causante de la misma, el denominado NMJOV, está completamente erradicado como el de la viruela. Pero los científicos que disfrutan jodiendo a la marrana, como no tienen ninguna muestra en sus bancos virales van detrás de la tumba de Sir Mark Sykes, un aristócrata ingles fallecido en 1919 a consecuencias de la enfermedad y que fue enterrado en un ataúd de plomo para evitar que se escapara, no él sino el virus.

     En tal plúmbeo encierro, esperan encontrar el ADN del virus NMJOV con el exclusivo objeto de fabricar vacunas frente a una hipotética nueva pandemia. Ya me dirán para qué. Si no existe el virus, ¿para que quieren la vacuna? Esperemos que una vez conseguida, a algún ejecutivo no se le ocurra una barrabasada para dar salida al stock.

     La gripe nueva la A(H1N1), no es tan nueva como parece. Ha atacado a niños en guarderías, de hecho cuando escribo estas líneas el ultimo fallecido ha sido un bebé de tres meses; adolescentes en institutos y adultos en cuarteles. Sin embargo no existen noticias de que haya atacado a personas mayores en geriátricos o clubes de pensionistas, cuando potencialmente son los más vulnerables por sufrir otras enfermedades.

     Según  parece, el virus A(H1N1) es exactamente el mismo que sufrimos los españoles a finales de la década de los años cincuenta. Los que padecimos la gripe entonces, posiblemente la mayoría, estamos vacunados y ahora no nos afecta tanto.

     Esto confirma el dicho de que no hay mal que por bien no venga y alguna ventaja teníamos que tener los mayores.

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