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Ángel J. García Bravo

ME DUELEN LAS PALABRAS SOMETIDAS
(por Ángel J. García Bravo)


Me duelen las palabras sometidas

que pronuncio, temblando, en los caminos

de mi mundo de lucha y de trabajo

donde he perdido la esperanza, y caen

marchitos mis afanes y mis sueños

porque, al decirlas, me despojo siempre

de mi preciada dignidad de hombre

que se sabe nacido sin cadenas

y que quiere ser libre a toda costa.

Son palabras que saben todas esas

profundas sensaciones personales

del reglamento gris en que me envuelvo

para entregarme el rito de ser, solo

un número ordinal en un listado.

Me duelen, y me dejan en la boca

todo un sabor de acíbar y de sangre

y, cada vez que las pronuncio, siento

un huracán de sombras que me empuja

siempre hacia atrás, un cerco de grilletes

y un restallar de látigo en el alma.

Me duelen cuando suben a mis labios

doblegando visiones de futuro,

pero el temor las llama y, al decirlas,

el gallo de mis propias negaciones

me repite su canto admonitorio

en una aurora gris y entristecida.

Quiero decir, sin miedo y sin fronteras,

las palabras vibrantes que ahora guardo,

temple de acero en ellas- que son fuente

de la gran conjunción de mis afanes,

dejar que vuelen mis palabras, libres,

poniendo mi verdad en todas ellas,

y… Entonces me encadena la amenaza

y digo: Sí, señor.          Y, nuevamente

siento un sabor de sangre que me anega.

¡¡Estoy haciendo el pan de mis jornadas

Con trigo de palabras sometidas!!

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