¿Sabes una cosa, Manolo? El Hércules ha subido este año a 1ª división. Ese día me acordé de ti de una manera muy especial y los amigos también te recordaron y comentaron lo que hubieras disfrutado de ese acontecimiento, de seguir estando  entre nosotros. ¿Te acuerdas de la última vez que subió a 1ª?, fui contigo a la Plaza del Ayuntamiento, que estaba rebosante de gente que gritaba y aplaudía entusiasmada. Lo pasamos muy bien; sobre todo tú, pues sabes que a mí el fútbol ni fu ni fa, pero he de decirte que, las veces en las que le he prestado atención, me he dado cuenta de que es un juego muy bonito. Hay que ver con qué habilidad, con qué precisión y destreza se pasan el balón de unos a otros esquivando al contrario.

     ¡Ah! Y otra cosa. España ha quedado campeona en los Mundiales de Fútbol que se celebraron este verano en Sudáfrica. ¿te lo puedes creer? En esa alegría nos sentimos unidos todos los españoles, y orgullosos también de serlo, hasta los que a veces reniegan de ello. ¡Qué lástima que los grandes conflictos no se puedan solucionar con un partido de fútbol o con una competición de ajedrez u otra cosa, en vez de con guerras! Se ganó con un solo gol, metido durante la prórroga. Fue muy emocionante; el clamor que salió desde todos los rincones de España debió llegar hasta las nubes.

     Yo vi el partido en “La Cala” con mi cuñado y mis sobrinas. Mi hermana Matilde no estaba, pues en Julio del pasado año se marchó para siempre. El 15 de febrero murió  mi hermana Asunta y el 8 de julio, Matilde. Ha sido muy duro ¿sabes?

     He aprendido muchas cosas desde que te fuiste. Una de ellas es que soy mucho más fuerte de lo que creía o es que, cuando vamos perdiendo apoyos, pisamos con más firmeza para no caer. Hace poco leía una cita al principio de un libro que decía: “El hombre más fuerte del mundo es el que está más solo”. Bueno, esto se puede interpretar de distintas formas, pero sí que es verdad que cuando uno deja que los demás “le saquen las castañas del fuego” (como hacías tu conmigo) no puede saber de lo que es capaz. ¡Cuántas veces pensaba “si me pasara esto me moriría”! y me pasó “eso” y mucho más. Y no me he muerto. Mirando las cosas bajo el prisma de la fe, quizá no es  que  seamos  fuertes,  sino que Dios nos da las fuerzas cuando las necesitamos.

     Sigue mandando Zapatero y hay una crisis económica muy grande, no sólo en España, sino en gran parte del mundo. Estamos siendo campeones en muchos campos del deporte, pero también somos los campeones en paro. Debe ser terrible ser padre de familia y no encontrar empleo ni tener medios para sacarla adelante. Hay familias normales que han tenido que ir a comedores de beneficencia. ¡No sabes qué gran labor está haciendo Cáritas!; no da abasto a tantas peticiones de ayuda  como hay. ¡Qué lástima que la gente sólo se fije en la Iglesia cuando ocurren cosas malas!

     ¿Sabes en lo que te echo de menos? En no poder desahogarme contigo. A ti te contaba todo; mis tristezas, mis alegrías, mis ilusiones y desengaños y hasta lo que pensaba de los demás. Eras como mi conciencia.

     Sigo teniendo los mismos amigos de antes, pero cada uno piensa de una forma distinta y me he dado cuenta de que no siempre puedo comentar con ellos todo lo que pienso y siento y, a estas alturas, estoy aprendiendo a ser más prudente y menos confiada. Eso no quiere decir que no los estime como siempre.

     A veces hablo en voz alta por si me oyes. Necesito sacar todo lo que callo dentro. Quizá por eso escribo estas cosas, aunque pienso que en la otra vida no os enteráis de lo que pasa en el mundo ya que no podríais tener paz ni ser felices o puede que sí os enteréis, pero ya nada os puede hacer daño.

     La naturaleza está muy revuelta, lo mismo que lo está el mundo. Corea del Norte y Corea del Sur no escarmentaron y otra vez andan a la greña. Marruecos tiene un conflicto con el Sahara que, de rebote, nos toca a nosotros. Los marroquíes, en cuanto se dan cuenta de que el Gobierno de España  está debilitado, organizan una “Marcha Verde”; ahora, sobre Ceuta. Les tendrían que “dar pa el pelo” a ver si así dejan de incordiar y no les resulta tan fácil como la otra vez. Claro que, como son vecinos, no nos conviene estar mal con ellos, pero tampoco pueden salirse con la suya. La verdad  es que todo esto es muy complicado. No sé como hay gente a la que le guste mandar.

     A lo mejor te estás riendo al ver que te hablo de política, yo que no entiendo de esas cuestiones. También pasan, como siempre, cosas buenas, pero claro, no te lo puedo contar todo.

     Ya me he desahogado ¿ves? Y he pasado una tarde feliz contándote cosas; a lo mejor otro día te cuento más.

     Hasta siempre, cariño.

     Tu esposa