Mi sangre alborotada
ya recorre tus venas
tu voz y tu mirada
suavizarán mis penas.
Espero como un preso
el fin de su condena
para aliviar el peso
que arrastra su cadena.
Ya mis pasos perdidos
encontrarán su mundo.
Quedará en el olvido
un triste vagabundo.
Tu ardiente voz de espera
alegrará mi vida
como ave mensajera
de fuego enardecida.
En suaves remolinos
te elevaré en mis brazos
quedaremos unidos
por invisibles lazos.
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